El profesor de la Facultad de Filosofía delante de la fachada de la Universidad donde imparte las clases. ALMEIDA

«Turistas 'piratillas' se cuelan en mis clases»

El profesor de Filosofía José Sarrión continúa con la tradición de convertir las calles en aula e interpretar la fachada de la Universidad en clave filosófica y política. Este método de enseñanza se remonta a la época del también profesor Cirilo Flórez

M.B.

Salamanca

Lunes, 8 de diciembre 2025, 06:10

En la Calle Libreros, frente a una de las fachadas más emblemáticas del Renacimiento español, ocurre una escena que cada año sorprende a más de un visitante: un grupo de estudiantes escucha a un profesor explicar símbolos, monarquía, estoicismo y política imperial como si la piedra plateresca fuera un libro abierto. Es una clase de Filosofía, sí, aunque a menudo algunos turistas se acercan despacio, se asoman por detrás de los alumnos y… se quedan. «No, no soy guía turístico», ríe José Sarrión. «Pero sí es verdad que alguna vez se nos ha colado algún turista, de piratilla. Y a mí me hace gracia».

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La anécdota es simpática, pero la práctica tiene un trasfondo académico profundo: una tradición histórica de la Facultad de Filosofía, donde la calle se convierte en aula y la fachada se interpreta como un texto político y filosófico. Una tradición que se remonta, al menos, al profesor Cirilo Flórez, quien dejó un análisis de referencia en su libro La fachada de la Universidad de Salamanca. Interpretación, y que hoy continúan docentes como María Martín, David Jiménez o el propio Sarrión.

La clase comienza explicando que la fachada no es decorativa: es un manifiesto.Tres cuerpos, tres tiempos: El pasado: los Reyes Católicos, y la inscripción en griego: «Los Reyes para la Universidad, la Universidad para los Reyes». El presente: Carlos V e Isabel de Portugal, flanqueados por símbolos imperiales y por Marco Aurelio, el emperador-filósofo. El futuro: las virtudes cardinales y la tradición religiosa que legitima el poder.

La interpretación de Cirilo Flórez, que Sarrión reivindica y transmite, enseña a los alumnos a «leer» un edificio como se lee un argumento filosófico: de abajo arriba, de fundamento a aspiración.

Tras la fachada, la lección continúa dentro, en la escalera real: un recorrido simbólico desde las pasiones bajas (bufones, arañas) hasta el conocimiento representado por el doctor, en una lectura abiertamente platónica. Un ascenso físico y metafórico: «Todo está pensado», «El edificio es filosofía hecha arquitectura».

Este curso, además, las clases en la calle incorporan un elemento decisivo: la celebración del quinto centenario de la Escuela de Salamanca, que en 2026 recordará a figuras como Francisco de Vitoria o Francisco Suárez de Toledo.

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Aquí Sarrión insiste en algo: «La especialista es María Martín». Ella, recuerda, es una pieza fundamental en la divulgación actual de esta corriente, también llamada `Segunda Escolástica´, que anticipó conceptos como: los derechos naturales, la dignidad universal, el debate sobre el tiranicidio, y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas.

Vitoria, de hecho, es considerado por muchos un antecedente directo del pensamiento de los derechos humanos. «Es patrimonio de la humanidad, aunque a veces somos un poco injustos con nuestra propia tradición intelectual», reflexiona el profesor.

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Filosofía en mitad de la calle, entre explicaciones, risas y algún turista que se suma sin permiso (y sin problema), las clases frente a la fachada muestran que la filosofía puede sacarse del aula sin perder profundidad. Salamanca, con su historia, su piedra y sus símbolos, lo permite. En palabras del propio Sarrión: «La Universidad es un libro. Solo hay que aprender a leerla. Y si alguien más se quiere sumar, pues bienvenido».

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