La planta más 'hogareña' de Medicina Interna
El Hospital de Salamanca estrena la Unidad de Hospitalización a Domicilio, que desplaza los recursos humanos y materiales a las casas de pacientes estables y con cuidador. Ventajas para el enfermo y para el sistema
El servicio de Medicina Interna del Hospital de Salamanca ha puesto en marcha su programa de ingreso domiciliario. Con él se busca evitar la dureza de una hospitalización a pacientes que cumplan criterios como estar clínicamente estables, no correr riesgo de empeorar, disponer de un entorno familiar adecuado y requerir cuidados que puedan llevarse a cabo fuera del hospital.
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El jefe de Medicina Interna, José Ángel Martín Oterino, puntualiza que «se ha comenzado por Medicina Interna, pero la idea es que esto vaya creciendo, no solo con más equipos en este servicio, sino hacia más especialidades del área médica, área quirúrgica, etc.» Por ahora, el equipo humano está formado por dos médicos y cinco enfermeras, capaces de asumir hasta ocho pacientes 'ingresados' al mismo tiempo, aunque el objetivo es doblar esa capacidad. Sin plazos definidos, pero con la vista puesta en semanas en las que la ocupación hospitalaria es muy alta, como las que coinciden con las epidemias de gripe y otras infecciones respiratorias.
Los cinco primeros
En los primeros días de funcionamiento de la UHAD se ha ingresado en sus domicilios a cinco pacientes. Uno ya recibió el alta, otro regresó al hospital por decisión médica —«el protocolo es flexible y reversible», destacan los internistas— y tres continúan en casa bajo tratamiento antibiótico por distintas infecciones bacteriológicas.
«Los pacientes que actualmente están en ingreso domiciliario necesitan tratamiento antibiótico intravenoso. Para ello, hemos llevado a sus domicilios infusores elastoméricos, que pueden durar desde 24 horas hasta varios días, para que el familiar cuidador no tenga que manipular en ningún momento el gotero. Nosotros nos encargamos de llevar todo el material necesario de curas, gasas, igual que si estuvieran en el hospital», explica la doctora Sandra Inés.
La diferencia está en el entorno. Casi como en el hospital, pero mucho más cómodo —«sin pagar por la televisión», bromean—, con la posibilidad de salir a pasear y la tranquilidad de contar con un sistema de aviso similar al botón de planta: «En este caso es un teléfono que contacta con el personal de Enfermería y al que pueden llamar para preguntar dudas, informar de cualquier cambio o pedir ayuda…», detalla María José Pérez, coordinadora de la Unidad de Ingreso Domiciliario.
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La supervisora de Enfermería de Medicina Interna, Cristina Martín, recalca que la información recibida a través del teléfono también se tiene muy en cuenta para organizar el trabajo diario: «A primera hora de la mañana hacemos lo mismo que si estuviéramos en planta, que es revisar el historial de cada paciente, estudiar el evolutivo y lo que ha prescrito el médico el día anterior para preparar la medicación. Llamamos por la mañana a los domicilios para recordarles que vamos a ir a visitarles y comprobar cómo han pasado la noche. Esa llamada nos permite priorizar y alterar el orden de visitas previsto por cuestiones geográficas».
La figura del cuidador —que hace de nexo entre el paciente y el hospital— resulta decisiva en este modelo. «Es imprescindible, porque si no existe un cuidador principal, el paciente nunca será candidato al ingreso domiciliario. Los sanitarios damos unas recomendaciones al cuidador…». La visita médica se realiza a lo largo de la mañana, igual que en planta, mientras que Enfermería puede acudir también por la tarde en caso de que se requieran curas o cambios de tratamiento.
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Aunque pudiera pensarse que algunos pacientes se sienten más seguros en el hospital, la acogida ha sido positiva: «La acogida ha sido buenísima y nos ha sorprendido gratamente. No sé si es porque hemos seleccionado muy bien a los candidatos o porque es gente que tiene patologías crónicas y ya tiene experiencia en lo que supone estar dos o tres semanas ingresada en un hospital; por eso han acogido muy bien la propuesta», afirma María José Pérez, que recuerda la flexibilidad del sistema: «Si hiciera falta, pueden ser trasladados al hospital. Tuvimos un paciente valorado en Urgencias, que inicialmente estaba estable, pero no se encontraba bien; llamaron y se le pasó a una cama en Medicina Interna. A las familias les explicamos que siempre existe esta posibilidad y pueden estar tranquilos».
Vía de ingreso
El planteamiento inicial —e ideal— es captar a los pacientes desde el servicio de Urgencias, evitando así que ingresen en planta antes de pasar a su domicilio. Sin embargo, de momento, la mayoría sí ingresan en planta de hospitalización y, tras evaluar su caso, continúan el tratamiento en casa. «Lo que estamos consiguiendo ahora es lo que llamaríamos altas precoces, con las que logramos que los días que el paciente aún debería estar ingresado en planta los pase ya en su domicilio. Durante un tiempo convivirán los dos formatos, pero lo ideal es que se evite todo el proceso del ingreso», considera Martín Oterino.
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Además de la enfermedad y la situación sociofamiliar, la cercanía del domicilio es —por el momento— otro requisito: debe encontrarse en Salamanca capital o en el alfoz, dentro de un radio de seis kilómetros (Aldeatejada, Santa Marta, Villamayor, Carbajosa, Villares y Cabrerizos).
Antonio Escobar: «No me lo pensé ni medio segundo. Son todo ventajas»
Antonio Escobar es uno de los cinco primeros pacientes seleccionados para ser atendidos por la UHAD (Unidad de Hospitalización a Domicilio). Tanto él como su cuidador —su mujer— aseguran que la iniciativa cambia radicalmente la experiencia de estar enfermo.
¿Cómo ha llegado usted a la hospitalización a domicilio?
—Yo estuve 20 días ingresado en el hospital por una infección en los tornillos y la placa que me pusieron por una fractura de tibia y peroné. Los de infecciosas me dijeron que necesitaba un tratamiento antibiótico intravenoso, pero por lo demás me sentía perfectamente: puedo andar y valgo por mí mismo. Me hablaron de la idea de la hospitalización a domicilio, que acaba de empezar, y me pareció fabuloso.
Casi 20 días en un hospital pasan factura.
—Pues imagínate estar 20 días solo para tener puesto un gotero. Terminas mareado y bastante harto. Yo llevaba días insistiendo en si había opción de cambiar el tratamiento a algo oral para poder marcharme a casa, así que cuando me propusieron el ingreso domiciliario no me lo pensé ni medio segundo. Quien ha estado mucho tiempo en un hospital sabe que eso es muy duro y que estás deseando marcharte.
¿Son todo ventajas o sugiere algún punto de mejora?
—Para mí, todo ventajas. Vienen y te atienden por la mañana igual, o mejor, que si estuvieras en planta. Te ponen la medicación y por la tarde te vuelven a llamar para ver cómo sigue todo, por si hiciera falta algo más.
Usted puede incluso salir a la calle.
—Sí, el equipo del hospital viene a mi casa sobre las 12:00, porque antes va a otras casas, y nos piden que no salgamos hasta que nos hayan visitado. Pasan en mi casa una media hora para tomarme las constantes, cambiarme la medicación, hablar conmigo… Y luego ya tengo todo el día libre. En el hospital no podría hacer nada.
El descanso también debe ser más completo que con el ajetreo de los hospitales.
—Eso se nota mucho. Yo tenía la ventaja de que, como tengo otro problema hematológico, estaba en habitación individual, donde hay menos ruidos, pero incluso así, la cama de un hospital no es la misma que la tuya. No puedo decir otra cosa que el sistema funciona realmente bien y que los sanitarios que vienen a mi casa son todos encantadores.
La ventaja de la cama... y la televisión.
—Estuve haciendo cuentas de lo que llevaba gastado en televisión durante los 19 días de ingreso en el hospital y era un dineral.
¿Cuánto le queda de ingreso en casa?
—Tendría que estar con el tratamiento hasta finales de octubre. Si me hubiera tocado estar metido en el hospital me habría dado algo.
¿Quién ejerce en su caso de cuidador?
—Mi mujer. Le han dado instrucciones para controlar y apuntar la tensión y esas cosas. Yo estoy bastante bien, pero sobre todo es importante, porque si te pasa algo, tienes un accidente y alguien tiene que avisar.
La unidad, en imágenes
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