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«Para llegar a los 100 años lo importante es hacer bien a la gente»
Cecilia Sánchez celebra su 100 cumpleaños en la residencia de Puerto de Béjar con sobrinos y allegados. Su familia guarda una curiosa historia ya que su apellido real, Capitán, fue cambiado por Sánchez por las autoridades de la posguerra
TEL
Puerto de Béjar
Jueves, 30 de octubre 2025, 06:30
Se llama Cecilia Sánchez Domínguez y ha celebrado su 100 cumpleaños en la residencia de Puerto de Béjar acompañada por sobrinos y familiares. Trabajadores y el director del centro han querido celebrar un sencillo homenaje por ese primer siglo de vida para Cecilia, que recibió sendos ramos de flores y mucho cariño.
Nació en 27 de octubre de 1925 y tuvo seis hermanos, Gregoria, Félix, Francisco, Pedro, Rosendo y Emilia. Ella era la más pequeña de todos y es la última superviviente de una gran familia que guarda una historia con dos detalles curiosos.
El primero es que, en la posguerra, las autoridades de la época decidieron cambiar su apellido real, Capitán porque consideraban que no era idóneo y eligieron Sánchez.
El segundo dato curioso es que su padre se llamaba Remedios, nombre habitual en la época, pero nada utilizado en hombres en la actualidad. Fue curtidor de pieles durante 42 años en las fábricas de Puerto y los fines de semana cogía el caballo y recorría fincas. Su madre respondía al nombre de Luisa, atendía a las labores de casa y falleció muy joven. Cecilia recuerda que se fue un 20 de Julio de 1938 y su padre en el año 1977.
Como Remedios sobrevivió a Luisa casi cuatro décadas, Cecilia se ocupó del cuidado de su padre y de sus hermanos y eligió quedarse soltera. Cuando murió Remedios, se trasladó a vivir a Madrid y regresó hace cuatro para iniciar una nueva etapa en la residencia de Puerto de Béjar.
«Recuerdo una infancia feliz con mis padres y mis hermanos. Nos llamábamos Capitán, pero nos cambiaron el apellido tras la Guerra Civil», afirma. Le gustan todos los alimentos a excepción de las alubias y sus sobrinos comentan que administró inyecciones a todo el pueblo sin cobrar. «Puse inyecciones a sacerdotes, personas mayores, niños pequeños y a todos», recUERDA para finalizar afirmando que, para llegar a 100 años, «lo importante es hacer bien a toda la gente, que es lo más bonito que hay».
Y con esa lección, Cecilia Sánchez presume de haber visto pasar 100 años de vida bajo el prisma de la bondad y el cariño.
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