Esas cositas. Como que estamos ante la feria más importante de ganado vacuno de España. Como que hay ganaderos portugueses en la feria que dicen que en su país tampoco hay otra como esta. Cositas como que en España, en vacuno, la feria de Salamanca es el no va a más. Eso dicen. Que quien quiere ganado puro, se pasa por aquí estos días. Desde cualquier punto. Que en la feria se habla portugués y no solo por megafonía. Y que cada vez se ven más ganaderos franceses, será por curiosidad, por hacer negocio o por lo que sea, pero están. Que en el País Vasco preparan el viaje desde las diputaciones antes de que se anuncie la nueva edición de Salamaq en la página web.
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Son cositas. Como que asusta ver el ganado. Lo que se esfuerzan los ganaderos. Lo inalcanzable que es participar en este concurso para la gran mayoría. Lo que se juegan. Y lo que dicen que aprenden. A mejorar, a ver qué ha hecho tal o cuál durante el año. Y eso lo mide Salamaq. Que según descargan echan la mirada a los toros de alrededor. Son cositas. Como que esto es competición. Y que hay que estar. Y que aquel que no esté, se puede quedar fuera de los elegidos. Que un año a lo mejor lo resiste, pero al segundo perdió el ritmo que te da Salamaq.
Eso, cositas de ganadero. Luego hay cositas de político. Que en el fondo es un poco igual. Que si eres ministro, por ejemplo, de Transportes, es bueno acudir pero para ver cómo está la autovía, que es una pena. Pero si el ausente es el ministro de Agricultura, viene a ser al final un él se lo pierde. Por lo de antes. Por lo que decía el ganadero. Por aquello de «hay que estar». Y si no estás, Salamaq no te echa de menos, que es al revés. Que Luis Planas no ha estado, y a otra cosa. Y que da la razón a los que dicen que no debería estar. Que no hubo plante ni nada por el estilo del PSOE y bien que hicieron. Que bien por la subdelegada. Por estar.
Son cositas. Extrañas. Como que cada vez se vea a más jóvenes en la Feria. Que gusta el ganado puro, las ganaderías «top». Y el hijo del ganadero o el nieto, siguen. Cositas extrañas. Como que pese a tanta demonización del vacuno y de su carne, la edad media de los visitantes haya bajado en los últimos años. Que antes era gente mayor o familias con niños pequeños los que iban «a la agropecuaria o a la FUG» y ahora, como que no, que se ve a chavales. Y van a ver vacas. Y les gusta. Y que si pasa con el vacuno «top», el de Salamaq, que cómo no ocurre igual con el del día a día, con el extensivo.
Y aquí va otra cosita. Lo de Mañueco. La promesa de apoyo al ganado extensivo, que va ligado con lo anterior. Anunció el plan, pero aún sin plazos, presupuesto y medidas específicas. Que se supone que irá más allá de lo que se hace ahora. Pero lo anunció. Igual que la Feria está cada vez mejor vista, el ganado extensivo va en dirección contraria. Y en Salamaq compra el ganadero de extensivo, el que no tiene relevo, el que no encuentra mano de obra, el que está cansado. Y es el ganadero que desaparece y por eso hay más incendios. O eso dicen. Y es el ganado que si pastara, evitaría muchos. Y si hace un trabajo, habrá que pagarlo. Como las cabras bombero, si las quieren. Y aún así, en el caso del ovino y del caprino ya se llega muy tarde para un plan. El que permita seguir viendo ovejas en el campo. Que ya hay poquitas. Y en nada, como no se de un giro ya y radical, quedarán las de Salamaq. La cosa, no la cosita, es que el plan de ganadería extensiva era lo que se esperaba desde hace años. Y cómo puede ser que la Junta reme sola en esto, en algo que tiene que ser grande. Que dónde está el Gobierno de España. En Salamaq, de momento, no. Ni con altos cargos. Ni con estand.Y es una pena. Con lo que es Salamaq.
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