En una situación política inverosímil y tras unas elecciones con un resultado endiablado, puede suceder cualquier cosa en la votación de hoy jueves en el Congreso. Es posible incluso que el PP consiga imponerse al PSOE y Cuca Gamarra sea la nueva presidenta de la Cámara en detrimento de Francina Armengol. Es lo que pasa cuando unos y otros dependen de partidos antisistema a impredecibles.
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Pedro Sánchez no ha conseguido amarrar un Frankestein 2.0 para la sesión de hoy. Lo ha intentado nombrando como negociadora a la comunista disfrazada de Caperucita Roja pero, salvo acuerdo de ultimísima hora, Yolanda Díaz no ha obtenido el sí de Puigdemont. Ayer, en un último intento desesperado, Sánchez prometía promover el uso del catalán, el vascuence y el gallego en Europa, una propuesta acogida con desprecio por sus amiguetes separatistas. A los golpistas catalanes no les vale con perseguir el castellano en su comunidad, sino que quieren imponer una Torre de Babel en el Congreso, no les vale lo de Europa (ya lo prometió hace un par de años sin ningún avance, si es que a esa insensatez se le puede llamar avance) y a estas alturas ya saben para lo que valen las promesas de Sánchez.
Mientras tanto, el fugado de Waterloo sigue deshojando la margarita, encantado de ser el protagonista de la película, el gran enredador y el dueño de las llaves. 'Puchi' es impredecible y lo único que tiene claro en lo que se refiere a los asuntos de España, es que cuanto peor, mejor. Ayer, a solo unas horas de la votación, le pedía 'hechos' a Sánchez. Como si la amnistía o el referéndum que exige se pudieran aprobar de un día para otro.
El prófugo no tiene nada que ganar apoyando al Frankenstein en el Congreso, así que sus siete diputados podrían abstenerse para dejar claro que quien quiera sus votos, tendrá que pagar. Y no es que Sánchez no esté dispuesto a pagar cualquier precio por seguir en la Moncloa, incluida la amnistía a los rebeldes catalanes y la promesa de un referéndum no vinculante (que los separatistas interpretarían como vinculante si lo ganan), pero no ahora ni para la Mesa del Congreso. Cuando se acerque la investidura ya sacará la chequera y lo que haga falta.
Como este Congreso salido del 23-J es de traca, la abstención de los puchimonistas convertiría a la diputada de Coalición Canaria, Cristina Válido, en la clave del triunfo en la Mesa. En principio CC debería apoyar al PP, con el que gobierna en las islas, pero la señora se ha dejado querer hasta el último segundo y continúa deshojando la margarita. Con ella han negociado unos y otros y hasta que empiece a votar no sabremos quién le ha dado o prometido más.
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Así que nos espera un Pleno del Congreso emocionante como una tanda de penaltis.
Puede ganar el PP y eso complicaría el futuro gobierno Frankenstein, igual que lo hará la mayoría popular en el Senado, pero todo ello son menudencias comparado con el gobierno de la nación.
Lo importante, lo realmente trascendental, será la investidura y ahí volveremos a depender de Puigdemont, de si le conviene o no creerse las promesas de Sánchez, aunque sean mentira. Con el del Falcon todo son trolas. Ahora intenta presionar al Rey para que no le dé una oportunidad a Feijóo asegurando que ya tiene amarrada una mayoría en el Congreso y a la vez su lacaya Yolanda dice que sigue negociando con el de Waterloo. ¿En qué quedamos?
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Suceda lo que suceda hoy, será el excéntrico Puigdemont el que decida el futuro de esta España a la que sueña con destruir. Penoso y esperpéntico.
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