Esperando a Sánchez

Cuando el año agoniza es momento de mirar atrás, de ver cuánto se ha cumplido de lo poco o mucho prometido a Salamanca para 2023. La Junta de Castilla y León ha continuado con las inversiones en el Hospital y ha arrimado el hombro en las obras del Puerto Seco. Son cantidades importantes y podríamos darnos por satisfechos si no fuera porque el centro hospitalario es una deuda de hace veinte años, que Juan Vicente Herrera ejecutó con lentitud exasperante y que Alfonso Fernández Mañueco aceleró hasta hacerlo una realidad, a falta del edificio de consultas, que esperemos no corra la misma y lenta suerte que su hermano mayor.

Quizás ha llegado la hora de exigirle un poco más al Gobierno regional, si de verdad quiere apostar por la tierra de origen de su presidente. La obra del Hospital debería haber sido rematada hace al menos cinco años, y no podemos seguir viviendo de las deudas.

En cuanto al Gobierno de Pedro Sánchez, qué decir. El resumen de todo lo que ha invertido en nuestra provincia se aproxima a cero. En los presupuestos de sus cinco años en La Moncloa el del Falcon ha venido consignando en torno a los sesenta millones de euros anuales, que luego no ha ejecutado. La conclusión es que han sido cinco años perdidos para Salamanca. O más bien, ha sido un quinquenio de castigo, con muchos impuestos que pagar, cada año más, y ninguna inversión importante en marcha.

El caso del enlace de Buenos aires resulta paradigmático. Tal y como informábamos ayer en este mismo diario, la conexión entre las autovías Ruta de la Plata y de Castilla lleva seis años en blanco, esperando que el Gobierno central se digne acordarse de que los salmantinos tenemos un embudo muy peligroso cuya solución depende del Ministerio de Fomento. Sánchez lleva dos años consignando dos millones de euros para arrancar con una obra que costará poco más de once millones. Pero esta es la hora en la que ni no se ha ejecutado dos, ni uno: el proyecto «continúa redactándose con normalidad», en palabras del ministro Óscar Puente. Con una normalidad que nos llevará a que sigan sin aparecer las excavadoras.

La electrificación de la línea férrea hasta Fuentes de Oñoro no ha corrido mejor suerte con la llegada del sanchismo al poder. Ahí continúa muerta de risa. Eso sí, el Gobierno anunciaba diez millones de inversión en la vía para este 2023, con el único fin de engordar las cifras del dinero destinado a Salamanca (64 millones para todo el ejercicio). Ahora resulta que hay que modificar la altura de los gálibos que fue mal calculada en 2020, y hay que empezar de nuevo.

Lo mismo ocurre con las obras de rehabilitación del edificio de la Audiencia Provincial, que aparecen presupuestadas todos los años y que nunca se ejecutan. Y lo mismo vale para la mejora del acceso Norte a la capital por el Helmántico, que iba a ser mejorado con los famosos fondos Next Generation y que al paso que va tendrá que esperar otra generación para ver iniciadas las obras. Cuando no es una, es otra, el caso es que nada avanza y nada se termina.

Casi todo lo que el Gobierno promete y no cumple en Salamanca depende del ministro Puente, el mismo que todavía no se ha enterado bien de qué va eso de la recuperación del tren Ruta de la Plata. Se ve que al no pasar por Valladolid, no le interesa. Como tampoco le preocupa la cuarta frecuencia del Alvia a Madrid, a pesar de que sus camaradas socialistas en Salamanca le han afeado tanto lo uno como lo otro. Se ve que esta tierra tiene poco peso político en España, y el PSOE provincial ni pincha ni corta.