DE CALLE

Doctrina para imbéciles

Serrada se hace eco del falaz argumentario preparado por Ferraz para justificar el injustificable pacto con Puigdemont

Domingo, 12 de noviembre 2023, 06:00

En la entrevista que firmaba ayer Marian Vicente en LA GACETA, brillante por las preguntas y patética por las respuestas, el secretario provincial del PSOE nos castigaba con el indigesto despliegue de la sarta de falaces argumentos reunidos en Ferraz para justificar lo injustificable. A David Serrada le va en ello el sueldo, pero ni siquiera el cocido diario justifica la defensa a ultranza, sin dudas ni matices, de un pacto como el que une a Sánchez con Puigdemont y que no hace sino dañar de forma grave e irreparable los intereses de los salmantinos, como españoles no catalanes ni vascos.

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De sus declaraciones a este periódico se deduce que a Serrada no le importa hacer el ridículo o directamente mentir para demostrar su apoyo incondicional al sanchismo y a los infames términos del acuerdo con los golpistas catalanes. Y por momentos da la impresión de vivir en una realidad paralela, como le ocurre desde hace años a su jefe supremo. Solo así se entiende que afirme en la entrevista que el documento del 'apaño' para la investidura «es un acuerdo sobre desacuerdos». ¡Pues menos mal! Si llegan a estar más de acuerdo, la cosa hubiera acabado en matrimonio.

Sencillamente, es mentira. Porque Sánchez y Puigdemont han acordado la amnistía para que todos los condenados por el golpe del 1-0 o por cualquier otra circunstancia relacionada o no con el 'procés' se vayan de rositas, con la única condición de que sean reconocidos como independentistas. Hay acuerdo también para perdonar 15.000 millones de la deuda de la Generalidad con el Estado, una condonación cuyo coste recaerá sobre todos nosotros.

Hay acuerdo para que un «verificador internacional» medie en el cumplimiento de los acuerdos (esos que Serrada dice que no existen) entre el Gobierno de España y la autonomía catalana, lo cual constituye una vergüenza y una humillación no para Sánchez, al que se la suda, sino para una nación que se tenía por democracia plena.

Y hay consenso entre ambas partes para ceder los trenes de cercanías catalanas con una propina de casi cinco mil millones, para negociar un referéndum inconstitucional sobre la segregación de una parte de España, para avanzar en el traspaso del cobro de todos los impuestos en Cataluña y para reconocer a ese territorio como nación.

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Pese a tanto contenido, Serrada niega la mayor. Pero no debe extrañarnos, porque incluso niega, en la misma entrevista, que el PSOE haya negociado con Puigdemont. Lo cierto es que han sido al menos ocho las reuniones de dirigentes socialistas con el ocupante del maletero y que el líder del golpe del 1-O sale en la foto de la firma del pacto.

¿Se puede negar lo evidente? ¿Tiene algún beneficio tomarnos por tontos a los ciudadanos que seguimos las noticias y leemos las entrevistas? Pues, por sorprendente que parezca, esa estrategia funciona, y los resultados de las últimas elecciones generales así lo demuestran.

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El resto de personalidades y dirigentes salmantinos de la política, la sociedad, la universidad o la empresa dice todo lo contrario que Serrada, pero todos ellos, según la doctrina para imbéciles de Ferraz, están equivocados. Solo Sánchez y sus disciplinados adoradores, entre ellos Serrada, están en posesión de la verdad. Todo este daño a España, toda esta tensión que divide a ciudadanos y territorios, todo este disparate de que en nuestro país mande un delincuente empeñado en destruirlo, es por nuestro bien.

Por si acaso no es así, lo mejor es acudir hoy a la Plaza del Liceo para cantarle cuatro verdades a Sánchez.

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