En el fútbol se dice mucho el dicho de que 'si sacas pecho, te lo hunden'. Puedes ser muy bueno -el mejor-, pero tampoco conviene hacer apología de lo mucho que destacas porque generas en tu entorno un incontrolable impulso por callarte la boca.
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Desde hace un tiempo tengo una extraña sensación de que la concatenación de noticias positivas sobre el sector de la investigación, la sanidad y la innovación en Salamanca no siempre gustan. No tanto porque no sean ciertas, sino por una absurda precaución de no hacer de menos a los demás, de no generar recelos, que no se molesten en Valladolid… Puedo estar confundido, pero para esto de las intrigas suelo tener buen olfato.
Resulta que, durante décadas, los salmantinos nos peleábamos defendiendo que no haya una Plaza Mayor más bonita que la nuestra, si nuestro jamón es el más rico de España, si aquí se come mejor que en otros sitios o si la noche salmantina es de las más famosas del país. Podría decirse que presumíamos de unos teóricos ránking basados exclusivamente en el ocio: nuestros bares, nuestras tapas, nuestras calles, etc.
Mientras tanto, las grandes fábricas, las mejores industrias, las sedes de las administraciones y todo aquello que genere mucho dinero y mucho trabajo se asentaban en Valladolid -la mayoría de veces- y había que asumirlo con resignación por aquello de las mejores comunicaciones, la equidistancia geográfica con el resto de provincias y la falsa capitalidad. A callar.
De un tiempo a esta parte, el nombre de Salamanca se repite, cada vez más, a nivel nacional e internacional, pero no solo como destino turístico de tapeo y patrimonio, sino asociado con la investigación biomédica. Nunca hemos abandonado las páginas de las revistas de viajes y suplementos gastronómicos, pero ahora somos referencia constante de The Lancet, Nature, The New England Journal of Medicine y similares.
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El Ayuntamiento viene apostando desde hace años por esa marca 'Salamanca Tech' que se esfuerza por atraer a investigadores y empresas que quieran desarrollar desde la ciudad proyectos relacionados con la innovación, la tecnología y la sanidad. Está dando sus frutos porque el propio alcalde ya ha destacado en varias ocasiones datos muy significativos: el empleo tecnológico ha crecido un 24% desde el año 2019 y Salamanca ya es la provincia de toda España donde, durante la última década, se registra una mayor intensidad de creación de empleo tecnológico.
Esta semana se conocían otros datos positivos. El IBSAL vuelve a aumentar las cantidades económicas que consigue con la financiación otorgada a sus proyectos de investigación. En este caso, la convocatoria de los Proyectos I+D+i traerá a la ciudad 2,5 millones de euros. En anteriores ediciones los proyectos salmantinos suponían más del 80% de lo recaudado en Castilla y León a través de las Líneas Estratégicas de Investigación en Salud. En 2025 la cosa ha cambiado. Ahora ya son el 100%. Como diría el himno del Real Madrid, ¡Salamanca…y nada más! Pero es que esta misma semana también fue noticia la visita de la reina Letizia Ortiz al epicentro de la investigación oncológica de Castilla y León: el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca.
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No nos comportemos como en un palco de fútbol, donde hay que aguantarse las ganas de celebrar un gol por cortesía con el de al lado. Celebremos sin complejos, y aunque moleste, que Salamanca es el líder indiscutible de la investigación en esta Comunidad. Que tenemos a los mejores en el ámbito biosanitario, que se ha encontrado una nueva vía de progreso para la ciudad y que hay meter el codo para que no te ganen la posición.
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