Óscar Puente es un político chabacano que ha llegado a ser ministro. Ese es el nivel de este ejecutivo.
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Su mérito principal para haber alcanzado una cartera consiste en haber destacado en el despreciable ejercicio del culto desmedido al jefe. Y al final, de tanto cultivarlo, se ha acabado haciendo mas «sanchista» que Sánchez.
El hoy ministro, ha descubierto un foro, el de las redes sociales, para el que se cree capacitado. Y no hay peor herramienta para un torpe con iniciativa, que pretende sentar cátedra de todo lo que ocurre a su alrededor, salvo que sea de su competencia. Y de ahí nace un cocktail explosivo de consecuencias tan inauditas, como insufribles incluso para algunos de sus compañeros de gabinete.
El titular de la cartera de Transportes opina de todo como si nos importaran sus reflexiones o su presunta ironía, que no suele llegar ni al nivel de gracieta fácil.
Puente escribe como el que entra en un bar, se pide un anís, y suelta una perorata mientras el del al lado asiente. Y solo por eso sale de allí con la convicción de que tiene la razón.
La cuestión sería anecdótica si su jefe no le hubiera dado un puesto que le viene grande. Porque además de perder el tiempo con sus mensajes ha conseguido el difícil reto de arruinar el prestigio del Ave y de que un servicio público que funcionaba, como el ferroviario, aparezca siempre junto a la palabra caos.
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Si el ministro fuera mínimanente listo se dejaría aconsejar. Seguramente, más de uno y más de dos, le habrán dicho que cuando se ocupa una responsabilidad es mejor pensar lo que se va a decir. Basta con un poco raciocinio y también de educación.
Estos días el ministro se ha dedicado a criticar las vacaciones de todos los responsables políticos que tenían incendios en sus comunidades, mientras su comandante en jefe los seguía desde Lanzarote. Tan oportuno como revelador de que para Óscar Puente es más prioritario el rédito político que apagar las llamas.
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Que este verano iba a ser muy complicado se sabía desde hace meses. Las lluvias hicieron crecer mucho la vegetación y ahora el calor y el viento se alían para favorecer los incendios. Habrá que ver si se ha trabajado en prevención, en limpieza, en recursos humanos y en medios materiales. Esa es la labor de un político después de apagar el fuego. No lanzar soflamas para buscar el aplauso fácil o la tontería de ser viral.
Alguien de su entorno, o el propio Sánchez deberían aclararle al señor Puente, que en medio de un incendio los que sobran son los pirómanos.
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