Llegó la hora

Sábado, 25 de octubre 2025, 05:30

Llegó el momento, otro año más. Esta madrugada nos volvemos a enfrentar a ese ritual cada vez más absurdo de cambiar el reloj. Le confieso ... que llevo toda la vida haciéndolo y sigo siendo incapaz de saber si hay que adelantarlo o atrasarlo. Siempre me he conformado con saber si a las dos eran las tres o viceversa.

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Es verdad, que las nuevas tecnologías han facilitado mucho el trámite. Ahora te levantas y el móvil ya se ha encargado de ponerse a punto él solito. Y como cada vez hay menos relojes en casa, pues ya no hay tanto que ajustar. Hasta en eso ha perdido encanto el dichoso ritual.

La solución al problema la ha querido abanderar Pedro Sánchez, siempre tan atento a unas cosas y tan distraído con otras. El mismo lunes proclamaba de manera solemne que España defendería en el Consejo Europeo que no se volviera a cambiar la hora. Obviaba Sánchez que eso ya lo decidió hace mucho tiempo Europa, tras detectar el hartazgo ciudadano y confirmarlo en una consulta pública que se saldó con un récord de respuestas. Que el propio Parlamento Europeo votó hace 7 años, a favor de la supresión. Y también que el propio Sánchez, creó un comité de expertos nada más llegar a la Moncloa, que nos costaría un dinero y que no llegó a ponerse de acuerdo sobre lo que era más conveniente.

Pero más allá del foco político, que siempre está regado de oportunismo, hay que reconocerle al presidente del Gobierno la pertinencia de alentar un debate que todavía no está resuelto en lo científico, pero sí en lo social. A la mayoría no nos gusta el horario de invierno porque acorta mucho las horas de luz, merma las tardes y nos retrotrae al modo de vida de algunos países del norte de Europa, de los que nos sentimos tan lejos en lo geográfico y también en el carácter. Y sin embargo, disfrutamos del horario de verano, que nos permite vivir muchas más horas en la calle, estirar los días y el ocio, ensanchar las reuniones sociales y recrearnos en un estilo de vida, que es la envidia de muchos de los millones de turistas que nos visitan al año.

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Si hay consenso en el que el cambio de hora, cada vez tiene menos sentido desde el punto de vista del ahorro energético y esa fue la razón de su origen, quizá haya llegado el momento de acabar con él. Solo hace falta consenso y valor en Europa para afrontarlo. Porque este tipo de cuestiones, aunque parezcan livianas, sí que suponen un cambio en la vida de mucha gente. Y creo, como Sánchez y otros muchos millones de europeos, que ha llegado la hora de hacerlo.

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