Voy a escribir lo que bien se podrían denominar perogrulladas, pero creo que es necesario. Primera: Pedro Sánchez ha convocado elecciones para el 23 de julio.
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Segunda: hasta que no se cierren las urnas y se haya realizado el recuento de los votos no se sabrán los resultados y cuál es la lista más votada.
Tercera: la mayor parte de las encuestas apuntan a que el PP ganará las elecciones, aunque no obtendrá mayoría absoluta; a continuación, se situarían las listas «sanchistas», ya que no me atrevo a afirmar que sean las elaboradas por el PSOE (véase el caso de la vecina Ávila); y, en tercer lugar, se colocaría Vox.
Cuarta: según la mayor parte de esos sondeos, la suma del PP y de Vox daría mayoría absoluta al bloque de derechas.
Quinta: en base a estos resultados, en ciertos medios y grupos se da casi por hecho la formación de un Ejecutivo de coalición entre esas dos fuerzas, o bien en solitario del PP, en el caso de los más optimistas de este último grupo.
Sexta: sobre la base de lo anterior, y a raíz de la elaboración de las listas electorales, han comenzado a circular nombres de personas que podrían sentarse en el sillón del próximo Consejo de Ministros.
Y, séptima: me parece que se está vendiendo la piel del oso antes de que se haya cazado. Conclusión: algunos y algunas han entrado en una fase de «gran precipitación».
Voy a insistir: lo primero es que se celebren las elecciones; lo segundo, que gane el PP; lo tercero, comprobar que los resultados obtenidos supongan mayoría absoluta; y, lo cuarto, comparar los resultados obtenidos por los populares y los de Santiago Abascal.
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Un ejemplo: no es lo mismo que el PP logre 160 diputados y los de Vox 20, o que los primeros se queden en 140 y los segundos escalen hasta los 40. En ambos casos estaríamos hablando de mayoría absoluta para el bloque de derechas, pero el proceso de negociaciones para formar el Gobierno y el nivel de exigencias de los de Abascal supongo que sería muy diferente.
Tomemos este segundo supuesto, el de los diputados del PP en cuarto menguante y el número de diputados de Vox en cuarto creciente, y un ejemplo relativo a la cosa del agro: a tenor de lo sucedido hasta ahora (véase el caso de Castilla y León o lo anunciado para la Comunidad Valenciana), las huestes de Vox pedirían el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, suponiendo que este continue existiendo. Y eso haría que las quinielas que aparecen sobre los populares ministrables saltasen por los aires.
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Después de lo anterior supongo que el lector tendrá la tentación de calificar el artículo como una ristra de perogrulladas. Y llevará razón, pero es que parece como si aquí muchos se hubiesen cobrado la pieza antes de salir a cazar.
Dícese de perogrullada: «verdad o certeza, que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla». Llámeme el lector necio o simple si lo desea, pero mantengo lo escrito.
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