En 2024 habrá elecciones sí o sí. Pasado el ecuador del mes de agosto y las fiestas de La Virgen, San Roque y su perro, quien más y quien menos comienza a mirar ya, poco a poco, eso sí, al nuevo curso. Ya sea desde el punto de vista escolar, laboral, económico, vital o político. Y, en este último supuesto, tocará acudir nuevamente a las urnas para elegir a los eurodiputados que nos representarán en el Parlamento Europeo desde mediados de 2024 hasta 2029.
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Después de esta votación, que puede que en España no sea la única durante los próximos doce meses, habrá que elegir la nueva Comisión Europea, incluido su presidente o presidenta, así como los responsables de dirigir el PE, entre otros puestos. Y, curiosamente, este proceso electoral está pasando en España más desapercibido de lo que debiera, a pesar de que podría incidir de forma importante sobre el calendario político interno, a la vista de la querencia de Pedro Sánchez por las cosas de Europa y de la política internacional.
Me explico. Despejado ayer el primer paso de la nueva legislatura y elegidas las mesas de las Cortes, ahora toca pensar ya en la investidura, o en la no investidura, y la consiguiente convocatoria de elecciones generales.
En el supuesto de que no se logre esa investidura de Sánchez o de Feijóo, habrá que acudir a las urnas poco antes de la Navidad, aunque todo depende de lo que suceda en los próximos días. Y, llegados a este punto, toca hacer política ficción para el caso de que Pedro Sánchez logre continuar en La Moncloa. Se abren dos hipótesis. La primera, que aguante toda la legislatura, soportando a sus aliados, con los independentistas a la cabeza; tendrá que pagar sus peajes un día sí y otro también, pero ya ha demostrado que dónde se mueve bien es en el filo del alambre. La segunda hipótesis pasa por que Sánchez se harte o vea una ventana abierta para lograr unos mejores resultados, disuelva las Cortes y convoque nuevas elecciones generales, coincidiendo con las europeas el primer domingo de junio de 2024, o después, esperando un poco a conocer los resultados de estas últimas, para ver si tiene posibilidades de aspirar a la presidencia de la Comisión Europea. En este contexto, conviene no olvidar que será el Gobierno que haya a principios del verano próximo el que designe al candidato o candidata de nuestro país a ser el representante español en la Comisión. El presidente o presidenta de la misma se elige en función de los resultados de las elecciones europeas. En esta legislatura, el Partido Popular Europeo (PPE) fue el más votado, seguido de los socialistas. Las últimas encuestas apuntan a que los populares seguirían en cabeza, aunque bajando. Pero ¿podrían ganar los socialistas? Es algo que se debe contemplar. En ese caso, ¿qué haría Sánchez? Por agitar la coctelera que no quede.
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