ESCRIBE O REVIENTA

Los cánones de belleza

La diferencia entre los feos y los guapos es que de nacimiento llegan a este mundo con más o menos presupuesto social

Lunes, 8 de abril 2024, 06:00

Toda la vida se ha dicho que la primera impresión es la que cuenta y, en parte, estoy de acuerdo, pero creo que no es una fiabilidad del 100%, sino que deja margen de maniobra. Un clarísimo ejemplo lo hemos visto con la boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. En un primer vistazo uno no se daría cuenta de quién es y por su apariencia pensaría cualquier cosa antes de que es el regidor de la capital de España. Su físico no se ajusta a los cánones de belleza actuales como él bien reconoce y bromea, pero atesora una serie de destrezas que no tiene un Míster Universo y que le convierten en alguien atractivo social y políticamente.

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No es el más guapo, ni el más alto ni el que mejor baila, pero tiene ese gancho y don de gentes que en poco tiempo neutraliza esa primera impresión en la que transmite pinta de todo menos de lo que es. A muchos nos ha sacado una sonrisa este fin de semana con los vídeos y las fotos de su boda. Yo bailé peor en mi boda que él y por eso cuando he visto el vídeo me he sentido cercano a él. Esas cosas unen mucho.

Al otro lado de esta escala de 'belleza' se encuentra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que atacan por ser guapo, como ha dicho estos días su lugarteniente Óscar Puente. Por favor, que el personal contratado para buscar insultos a este señor deje de leer esta columna de opinión, que no habrá en este texto más menciones a su persona. No siempre va a ser el protagonista. Y decidle de mi parte en el próximo informe que el nivel de ataques suele estar relacionado con los hechos, palabras y actuaciones de cada uno. Un cordial saludo.

Pedro Sánchez tiene una muy buena primera impresión. En First Dates (el programa televisivo de citas) le darías una segunda cita con total seguridad, pero después, si le ves gobernando este país, te das cuenta de que ojalá se hubieran equivocado todos aquellos que empezaron a confiar en él y es que ahora no lo sacan de Moncloa ni con agua caliente.

Estos son dos claros ejemplos de que las primeras impresiones a veces fallan. Yo soy un fiel defensor de esta ley no escrita, pero con el tiempo en mi mente he ido haciendo reformas, ya que que pienso que no hay que juzgar todo en el primer lance y es que hay sorpresas agradables y desagradables por descubrir en cada persona que conoces.

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La diferencia entre los feos y los guapos es que de nacimiento llegan a este mundo con más o menos presupuesto social. Los más agraciados tienen más ventajas en muchos aspectos de la vida, pero ese camino supuestamente con más facilidades hace que en muchos casos se confíen y no desarrollen otras habilidades. En el apartado de los que su 'club de fans' está compuesto solo por su madre, presidenta, y su abuela, vicepresidenta, destaca cómo de forma darwiniana para adaptarse al ecosistema desarrollan atributos como la simpatía para equilibrar la balanza. Que sí, que hay guapos simpáticos y son lo más y feos estúpidos a los que su paso por la tierra se les antoja complicado, pero en líneas generales este axioma de que la belleza marca el carácter de la persona se cumple a la perfección.

No siempre ganan los guapos ni los que más presupuesto tienen. Este fin de semana el Athletic nos ha demostrado que los títulos no son solo para los dos 'guapos' del fútbol español, Madrid y Barcelona, sino que con menos presupuesto y con una histórica filosofía de solo jugar con jugadores del País Vasco han conseguido ganar la Copa del Rey. Los de San Mamés son 'feos de presupuesto', pero son los que han salido en la foto levantando el trofeo.

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Que no se mueran los feos.

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