Los pequeños y mansos bueyes de la feria: «Son super tranquilos»
Óscar del Río, el chaval que soñaba con ser ganadero, los lleva a la Feria
Hace dos años, un chaval llamado Óscar del Río, de 17 años, soñaba con ser ganadero. Ahora, dos años después, ha vuelto a la feria y lo ha conseguido. Y, como preveía, está feliz y muy contento de haber apostado por el ganado berrendo negro.
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En la feria, que vienen de una explotación de Topas, llaman la atención porque son pequeños «bueyes», aunque los de la nave ganadera sean hembras y su destino sea ser madres. Pero el cencerro que llevan despista. Los de la nave exterior, junto a la de ovino, son machos y sí tendrán como destino ser bueyes o sementales. Son 26 en total, de entre 9 y 11 meses.
«Son super tranquilos, su principal característica es la mansedumbre», señala Óscar. Hace dos años decía que las vacas de su ganadería llevaban cencerro para que estrenaran algo en feria. Ahora los llevan porque están de feria. Él no aprieta los cencerros, porque prefiere que, cuando coman, les cuelgue un poquito para que estén cómodas.
La berrenda le gusta en las «capirotinas», que son con la cabeza negra, dos o tres puntos negros y las cuatro patas negras. Es una raza en peligro de extinción, con 1.307 animales inscritos en libro a 31 de diciembre de 2024.
La pasión por ella le viene de familia: fue su bisabuelo quien compró las primeras reses de esta raza y con ella siguieron primero su abuelo, Julián Garrido, y después su madre, Teresa. Son otro atractivo de la feria.
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