Bruselas pone 81 millones de euros para la sequía

Lo primero, una buena noticia. Bruselas va a poner dinero para hacer frente a los daños ocasionados por la sequía. Ahora toca ver cómo lo repartirá finalmente el Ministerio de Agricultura, aunque a tenor de lo anunciado por Fernando Miranda, durante la reunión que tuvo lugar la semana pasada en Madrid, los planes no pintan bien para Castilla y León. Vamos por partes. El comisario de Agricultura anunció ayer la distribución entre los Estados miembros de los fondos de la llamada reserva agrícola que todavía estaban disponibles. En total serán 330 millones de euros, que irán destinados a los 22 países que hasta ahora no se habían beneficiado de este instrumento de reciente creación. A España llegarán algo más de 81 millones; a Italia, 60,5 millones de euros; a Francia, 53,1; por último, a Alemania, 35,7 millones de euros, por citar las cantidades más importantes.

De acuerdo con la propuesta de la Comisión, los Estados miembros pueden complementar el apoyo comunitario con fondos nacionales. Estas ayudas deberán abonarse a los beneficiarios antes del 30 de diciembre. Ahora toca ver cómo distribuyen los responsables del Ministerio de Agricultura este dinero y los fondos nacionales. En el planteamiento que presentó la semana pasada Fernando Miranda a las organizaciones agrarias, Castilla y León estaba incluido dentro del segundo grupo de regiones, el que se vería menos beneficiado, por considerar que los daños provocados por la sequía no habían sido tan importantes como en otras Comunidades Autónomas, caso de Andalucía. No obstante, el reparto no está cerrado todavía y se espera una propuesta para los próximos días. En cualquier caso, la suma formada por el dinero puesto por Bruselas y por el Ministerio está muy por debajo de los daños provocados por las inclemencias meteorológicas y de las expectativas que había en el sector, aunque menos da una piedra.

El asunto se debería cerrar durante el semestre de la presidencia española del Consejo de Ministros de la UE, que comienza este sábado 1 de julio. La verdad es que la primera parte del mismo pasará con más pena que gloria debido a la convocatoria de elecciones generales. A estas alturas bien puede decirse que el Gobierno actual está en funciones, aunque jurídicamente no sea así todavía. El trimestre que va de julio a septiembre resultará «perdido» por la cita con las urnas, el paréntesis de agosto y la configuración del nuevo Gobierno. Si el proceso va rápido, podría haber nuevo equipo ministerial a principios de octubre y, a partir de entonces, poco se podrá hacer, además de aterrizar. Escasos avances se pueden esperar en los asuntos comunitarios durante este periodo. Y, desde el punto de vista español, toca aguardar para ver qué partido o partidos forman el nuevo Gobierno y quien aterriza en el caserón de Atocha. Se avecinan tiempos de muchas incógnitas.