Las precursoras del feminismo vestidas de charras
Hay quien sostiene que ellas habrían sido las primeras feministas. Lo cierto es que la fiesta de las águedas, que mantiene un hondo arraigo en el oeste de Castilla y León, sacará a la calle esta semana a miles de mujeres en Salamanca y provincia deseosas de reivindicar una mayor presencia social pero, por encima de todo, de divertirse. Aunque las nuevas generaciones ya no acompañan como antes
Martes, 4 de febrero 2020, 18:13
Fue tradicionalmente una fiesta popular de liberación de las mujeres casadas al amparo de las cofradías locales, con especial arraigo en el ámbito rural. Los nuevos vientos de libertad y la emigración acabó con ella en muchos pueblos salmantinos en los 80. Hoy, la fiesta de las águedas ha perdido en el siglo XXI buena parte de su simbolismo y se ha abierto a todas las edades y condiciones sociales y familiares. La tradición resiste, aunque nadie puede aventurar por cuanto tiempo.
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“Cada vez somos menos las que nos juntamos, pero las que seguimos lo hacemos cantando y bailando igual, disfrutando de la fiesta con alegría. Yo lo llevo haciendo 35 años, casi los mismos que lleva la asociación”, confiesa Andrea Muñoz, una de las cuatro mayordomas de la asociación Navega de Salamanca. El miércoles día 5 de febrero las mujeres del barrio Garrido festejarán a la santa con una misa y la posterior comida. Andrea reconoce que con los años, el futuro de esta fiesta es cada vez más negro. “Vamos siendo menos y cada vez más mayores. Las chicas y mujeres de 20 y 30 años lo ven como algo obsoleto. Yo ahí no me meto, entiendo que tienen otras formas de disfrutar y de entretenernos, pero nos da mucha pena comprobar que la tradición no continúa”.
Cada año las mujeres salen a las calles en numerosas localidades salmantinas por el día de Santa Águeda para conmemorar y reivindicarse en sociedad. Asociaciones culturales y vecinales mantienen la llama de la tradición, exhibiendo los trajes típicos, ofreciendo dulces y ‘sableando’ a los caballeros. Pero a nadie se le escapa que la tradición decae: la retirada de las mayores no encuentra el adecuado relevo en las nuevas generaciones.
Cada grupo tiene su programa y se organiza a su antojo. Sin embargo, el ritual religioso que entronca la tradición con la patrona no suele faltar. “Nuestro programa suele ser siempre el mismo, El día antes de la festividad nos reunimos en la asociación para hacer una merienda, la entrega de trofeos y tenemos una charla. Al día siguiente vamos a misa, eso nunca puede faltar”, señala Andrea. La música del tamborilero es otra referencia ineludible en los recorridos callejeros de las águedas.
La entrega por el alcalde del bastón de mando, símbolo de poder, es el gran momento de las águedas
La entrega en cada ayuntamiento del bastón de mando por cada alcalde simboliza el traspaso del poder. Es el gran momento de las águedas. En la capital todas se concentran para bailar en la Plaza Mayor antes de disgregarse en las respectivas comidas y resto de festejos que duran hasta que el cuerpo aguante.
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Las águedas de Navega comenzaron a organizarlo todo dos semanas antes de la fiesta. “Entre todas ponemos un bote para pagar la merienda, lo que vayamos a usar para el ofertorio y los trofeos”, explica Andrea. Cada año a Andrea le acompañarán como mayordomas Teresa González, Juani Villanueva y Claudia Mulas. Junto a ellas, se han apuntado una treintena de féminas para participar en las actividades.
Las Buenas Amigas de Buenos Aires, el Grupo Tertulia de San José, la asociación de vecinos de Prosperidad-Delicias PRODESI, la Asociación Cultural Barroca y la Asociación del Traje Charro, entre otras, son algunos de los colectivos que mantienen viva en la capital la llama de la tradición. En esta última son las 22 mayordomas quienes lo organizan todo. “Queremos y estamos dispuestas a seguir haciendo la fiesta, así que lo pagamos de nuestro bolsillo”, dice Feli Cañada, fundadora y alma máter de esta agrupación.
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“Hace años llegamos a mil y algo, entre hombres y mujeres, pero ahora estamos en decadencia”
Cada cual viste como quiera, pero el tradicional traje charro suele ser el atuendo de gala que distingue a este colectivo. “Es muy bonito ver a tantas mujeres vestidas con los trajes típicos por las calles, pero una lástima que no haya oportunidad de verlos más días”, explica la fundadora. Tras la misa, las águedas del Traje Charro celebrarán este miércoles detrás de la iglesia “con perrunillas, mantecados y vino dulce. El festejo es para todos, los que quieran ir a la misa y los que no”. Así anima Feli a que se acerquen a festejar con ellas todos los que lo deseen. Cuantas más, mejor. “Hace años llegamos a mil y algo, entre hombres y mujeres, pero ahora estamos en clara decadencia”, recuerda con cierta tristeza.
Según el ritual, en este día las mujeres van por las calles pidiendo a los hombres el aguinaldo para poder celebrar las fiestas y ayudar a costear los gastos. “Pero sin ánimo de ofender -puntualiza Feli-, no hace falta. Nosotras ya tenemos el dinero para la fiesta. Los hombres no tienen que pagarnos nada, los tiempos han cambiado”.
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¿Y cómo se lo toman los hombres? En casa de Andrea, su marido está “encantado. Y así está libre ese día”. “Es una fiesta para las mujeres, no se nos puede olvidar eso. El único hombre que nos acompaña es el tamborilero”, apunta.
AYER Y HOY. Tras el bache de los 80, muchas localidades de la provincia resisten a la pérdida de las tradiciones. “Durante siglos, las mujeres que participaban en la celebración de Santa Águeda portaban la indumentaria tradicional que se vestía en cada comarca o en cada localidad; trajes de La Armuña, de las sierra de Francia y Béjar, de la Ribera y Trajes Charros”, apunta la etnógrafa y experta en tradiciones salmantinas Rosa Lorenzo.
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Localidades de la Sierra como Miranda del Castañar, La Alberca o San Esteban de la Sierra conservan exhiben este día algunas de sus ricas tradiciones conservadas. Y en municipios más populosos como Santa Marta, Béjar, Guijuelo, Alba de Tormes o Peñaranda, las águedas sacarán la calle su espíritu reivindicativo.
En Peñaranda la fiesta de Santa Águeda se recuperó hace más de tres décadas en un momento en el que, además, la localidad vivió el nacimiento de varias asociaciones de mujeres, entre ellas una que incluso tomó el nombre de Santa Águeda. Varias de sus fundadoras siguen, hoy en día, ligadas al grupo de aguederas y algunas, de forma totalmente altruista y voluntaria, mantienen el ropero social que puso en marcha dicha asociación, ya desaparecida.
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A lo largo de estas tres décadas el núcleo de aguederas -o águedas-, formado por las que se visten con el traje típico, ha oscilado entre la veintena y la treintena, número que se mantiene más o menos estable gracias a algunas incorporaciones.
“La fiesta ya no es tan reivindicativa. Más bien es una oportunidad de encuentro y de pasarlo bien”
“Es una pena que las jóvenes no se animen a formar parte del grupo de aguederas y vayan tomando el relevo para mantener la tradición”, comentan.
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“La fiesta apenas ha cambiado en estos años, sigue siendo muy tradicional con la entrega del bastón de mando en el Ayuntamiento, la misa y la procesión con la santa, la comida, la cena y el baile”, comenta Mari Flor Alonso, que será este año la aguedera mayor.
Peñaranda este año ha sido, además, de las localidades más “tempraneras” y las águedas celebraron su fiesta por todo lo alto aprovechando la jornada del sábado para propiciar una mayor participación.
Las mujeres reconocen, además, que “nuestros maridos ven bien que ese día nos vayamos a celebrar a Santa Águeda, por lo general no ponen pegas y están ya acostumbrados”.
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Sobre el futuro de la fiesta poco se atreven a aventurar sus protagonistas aunque creen que aún hay años de margen para mantenerlo y disfrutarlo.
“Siempre hay motivos para defender a la mujer pero ya la fiesta no tiene tanto un carácter reivindicativo. Más bien es una oportunidad de encuentro y de pasarlo bien todas juntas, que es de lo que se trata”, añaden.
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