La tuna lleva el espectáculo a la ciudad que la vio nacer

“La pasión por esos momentos especiales de música y hermanamiento”. Así define la tuna Alberto, apodado “Titi” por sus compañeros de la Tuna de Salamanca, porque en esta agrupación no hay alma sin mote. Y repleto de apodos se encontraba en la tarde de ayer el Palacio de Congresos, donde se llevaron a cabo las actuaciones del XXVIII Certamen Nacional de Tunas de Derecho. El frío no impidió que decenas de personas hicieran cola para acceder al recinto y disfrutar desde las 16:30 de las voces e instrumentos de los tunos llegados de toda España.

Aún con la resaca emocional que supuso el desfile celebrado el viernes por las céntricas calles de la ciudad, los tunos se iban congregando a la entrada del edificio. Si había un grupo que llegaba especialmente contento era el de la Tuna de La Laguna (Tenerife), puesto que resultaron ganadores del pasacalles. Ya habían acudido a Salamanca en las anteriores ediciones celebradas aquí (2009 y 2015), y no les importa haber hecho un tercer viaje porque la ciudad “tiene un encanto especial”, destacando especialmente “la gastronomía y la amabilidad de su gente”.

La mayoría de los tunos coinciden en el flechazo que tuvieron con la organización desde que eran jóvenes (o incluso niños). Aunque la mayoría comenzaron en esto al entrar en la universidad, hay quienes fundaron su propia tuna en el instituto. Es el caso de Raúl “Guti”, natural de Almería, quien puso junto a otros amigos la primera piedra del largo camino que recorre ya la Tuna de Almería con 17 años. A pesar de ser únicamente 16 integrantes, reconoce que el viernes se hicieron notar implicando al público durante el recorrido. Además, quiere dejar claro que la tuna no es solo tocar instrumentos, sino “que es el arte de buscarte la vida, el tuno por definición es aventurero”.

Y Rafael “Chan”, salmantino, puede hablar largo y tendido sobre aventuras, como cuando realizaba junto a otros tunos “viajes de parche”. Estos consistían en viajar por diversos países europeos recaudando dinero para seguir el recorrido por territorios como Francia, Bélgica, Alemania o Suiza. “De parche” hace referencia a la tela de la pandereta donde iban recogiendo lo que ganaban. Él recuerda ver a la tuna actuando en la Plaza Mayor cuando tenía 8 años: “Veía a esos tunos apuestos, con esas voces profundas y pensaba que yo tenía que entrar ahí”. La historia se repitió con Darío “Borreguera”, nacido en Zafra (Badajoz). De visita en Salamanca, con apenas 10 años, vio tocar a la tuna también en la Plaza Mayor y “entre la música y el cachondeo que traían pensé que esto era lo mío”. Para los integrantes de mayor edad, la primera toma de contacto con la tuna fue la televisión, especialmente el programa de Televisión Española ‘Gente Joven’; mientras que a los novatos les llamó la atención “por la fiesta, conocer gente y pasarlo bien”.

Lo que es innegable es que Salamanca es cuna de los tunos. Su ambiente universitario y festivo fue el caldo de cultivo para su nacimiento y difusión. Y este fin de semana la tuna ha vuelto a Salamanca, su casa.

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