Habla el sector de la energía: “La radiación es parecida a un virus, no puedes verla pero está ahí”
Clemente Palomero trabaja desde hace 30 años en la planta de ENUSA. “Las medidas de protección están en nuestro día a día desde siempre”, asegura
Domingo, 10 de mayo 2020, 20:59
A Clemente Palomero todavía le cuesta digerir lo que ha vivido en estas últimas semanas. Es responsable del proceso cerámico en la planta de ENUSA, la fase en la que el polvo de óxido de uranio se transforma en las barras de combustible que necesitan los reactores nucleares. Por eso, si de algo sabe en sus más de treinta años de trabajo en la empresa es de seguridad. "Las medidas de protección que se han tenido que implementar en todas partes son aquí nuestro día a día. Al final la radiación es parecida a un virus en el sentido de que, aunque no la veas, está ahí", explica.
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Tanto él como el resto de sus compañeros en la planta de Juzbado se rigen por tres normas fundamentales: distancia, tiempo y blindaje. "Son las barreras que utilizamos para protegernos. Cuanto más separado estés más seguro; si puedes estar un minuto en contacto con el uranio mejor que una hora y blindaje porque también nos protegemos con pantallas. Gracias a trabajar a diario con ello la plantilla asumió rápidamente las nuevas medidas por el COVID".
Clemente explica que la empresa decidió desde el principio primar la seguridad de sus trabajadores frente a la productividad, "aunque siempre asegurándonos de que no se ponía en peligro la entrega de material a reactores nucleares tanto nacionales como internacionales". Después de haber pasado unos días de vacaciones, dentro precisamente de esa reorganización, Clemente ha vuelto con más ganas que nunca de seguir trabajando. "Estar en casa un tiempo ayudó a que nos oxigenáramos, aunque al final echas de menos trabajar y estar con tus compañeros".
"Al final esta situación hace que ahora valores especialmente tu rutina del día a día", explica antes de reconocer que la pandemia tiene que ayudarnos a ser mejores. "Nos ha dado una lección porque hemos aprendido que hay una nueva forma de convivir y que los seres humanos necesitamos relacionarnos. Ahora nos va a llegar el problema económico donde nos tocará trabajar para nosotros y para los demás si queremos sacar esto adelante".
“Afortunadamente no hemos dejado de trabajar en este tiempo”
El oficio de electricista es básico y de su trabajo depende que todo siga funcionando en comunidades, empresas, alumbrado público además de proporcionar todo lo necesario para que la energía llegue a nuevas construcciones y también a montajes industriales.
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José Miguel Almeida es socio en una empresa del sector ubicada en Peñaranda y que estos días, como tantas otras miles en nuestro país, ha tenido que hacer frente a la situación derivada de la pandemia del coronavirus. “Los obreros que tenemos han estado 15 días sin trabajar y nosotros hemos seguido con la tarea. Decidimos tomar la decisión para prevenir que no se contagiaran”, explica.
“Afortunadamente no hemos dejado de trabajar en este tiempo y nosotros hemos ido a obras en las que estamos sólo nosotros, no a viviendas ni nada por el estilo, y siempre con las medidas de protección como gel, guantes y mascarillas que son esenciales para evitar contagios”, añade.
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“En nuestro caso no nos ha bajado el volumen de trabajo, al contrario, estamos ahora mismo a tope porque las obras en las que estamos no han parado y por suerte, hemos seguido trabajando si no sí tendríamos que haber parado, por supuesto” comenta.
El regreso paulatino a la normalidad tampoco esperan que les suponga grandes cambios en un día a día ya de por sí muy ajetreado. “Mañana a primera hora de la mañana vamos otra vez a la obra a trabajar porque están los pintores y hay que terminar y estamos hasta arriba”, señala.
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En los 17 años que llevan con la empresa, José Miguel Almeida reconoce, también, que nunca han vivido nada semejante a lo que está produciendo en estos momentos el coronavirus. “Esto es una catástrofe y como es la primera vez que nos pasa tampoco sabemos mucho cómo reaccionar”, afirma. Tras las dos semanas de parón, los empleados han vuelto, además, a retomar la actividad normal y no ha sido necesario que la empresa se acoja a un ERTE. Seguir en esta misma dinámica, sin contratiempos, es ahora su principal objetivo.
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