Contagiado y listo para volver: “El virus ha hecho que tenga más ganas de trabajar”
La pandemia, que pilló a Rafael Benito trabajando en el cuartel, le ha hecho sentir el cariño de la gente
Aunque lo intentó, el virus no ha conseguido dejar fuera de juego a Rafael Benito, encargado desde hace años del mantenimiento de la fontanería y calefacción en el Cuartel General Arroquia.
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El inicio de la pandemia le pilló trabajando en las instalaciones militares pero a la semana tuvo que quedarse en casa después de que su hija, sanitaria de profesión, le contagiara. "Lo que se hizo al principio fue reestructurar el funcionamiento para evitar, por ejemplo, no compartir vestuarios y también se hicieron varios turnos, pero al enfermar tuve que quedarme en casa", cuenta.
Explica que esa época coincidió con un momento en el que el cuartel estaba más vacío porque sus compañeros militares estaban muchos de ellos en el Montalvo preparando los hospitales de campaña que más tarde se montarían en otras ciudades españolas. "Se habían reducido los horarios de trabajo para evitar el contagio, pero yo seguía acudiendo a diario al cuartel porque el trabajo de mantenimiento de la fontanería y calefacción se consideró que era importante", afirma.
Una vez vencida la enfermedad, Rafael sigue en su casa a la espera de que en el cuartel se necesiten sus servicios. "Sé que muchas veces ellos intentan arreglar el problema antes de llamarme a mí para no molestarme, cuando la verdad es que estoy deseando volver", explica mientras reconoce lo bien que se han portado en su sección, la USAC General Arroquia, para los que solo tiene palabras de agradecimiento. "Desde que caí enfermo, a los 8-10 días de empezar todo esto, siempre han estado pendientes de mi llamándonos cada día por si mi familia o yo necesitábamos algo. Se han portado muy bien con todos nosotros", afirma.
Cuenta que desde nada más sentirse mal se le hizo un seguimiento desde el centro de salud y también desde el propio cuartel. "En ese momento, que fue el del pico de la pandemia, me sentí muy arropado por todos".
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Las cuatro semanas de confinamiento que lleva en casa no han hecho si no aumentar las ganas de volver con sus compañeros. "Estoy deseando volver a mi trabajo", insiste.
El mecánico previsor
También en primera línea en esta batalla están Pedro Gómez del Rey y su hijo Jorge. Cada día acuden a su taller mecánico en la capital, donde su trabajo, aunque silencioso, sigue siendo muy importante. "Solo estamos atendiendo urgencias y algunos coches que nos mandan desde la Comandancia de la Guardia Civil", explica Pedro.
Por sus manos estos días también están pasando los vehículos de algunos sanitarios, lo que le llena especialmente de orgullo. "Hace poco llegó una médica que necesitaba su coche porque trabaja por los pueblos y conseguimos arreglárselo para que siguiera haciendo su labor".
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Una de las partes más duras en estos días de confinamiento es para Pedro la falta de actividad, lo que ha reducido mucho el trabajo en el taller. "La gente no mueve el coche porque no sale de casa... así que solo estamos atendiendo urgencias. Cuando vuelva la normalidad los problemas llegarán todos juntos cuando haya coches que no arranquen por las baterías", bromea.
El coronavirus también ha hecho que tanto él como su hijo extremen las medidas de higiene y protección. "Lo primero que hacemos con los vehículos que nos llegan al taller es encintar el volante y plastificar la palanca de velocidades y de freno. También nos centramos mucho en limpiar y desinfectar las manillas". Además, explica Pedro, para mantener la distancia de seguridad con los clientes se ha señalizado la entrada del taller para que no pasen.
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Lo que sí hizo este veterano mecánico fue ser previsor ante la situación que más tarde se presentaría por culpa del virus. "Una semana antes traje piezas que pensé que iba a necesitar, como baterías. La primeras semanas hubo muchos problemas con el suministro, aunque ahora funciona todo mejor", afirma.
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