Rosa Martín trabaja en el servicio de limpieza del Ayuntamiento.

Así ve el confinamiento el servicio de limpieza: "No ver a nadie en la calle te hace pensar mucho"

Rosa Martín y el resto de trabajadores del servicio municipal se han encargado de limpiar la ciudad cada día

Sábado, 9 de mayo 2020, 22:25

Rosa Martín y sus compañeros del servicio de limpieza del Ayuntamiento de Salamanca son otro ejemplo de trabajadores al pie del cañón en una época complicada y además con una tarea tan difícil como la de limpiar una ciudad entera. Cada día. "Nos hemos encargado de la desinfección de toda Salamanca, desde el centro hasta los barrios de la periferia, limpiando calles y también todo el mobiliario urbano", cuenta.

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Encargada del servicio de reciclaje y de la planta de envases, Rosa reconoce que al principio costó reorganizar el funcionamiento del servicio "aunque al final es llevar tu trabajo a lo que se necesita en cada momento". Por eso agradece especialmente el trabajo de todos sus compañeros en FCC. "Estás con la tranquilidad de que sabes que puedes contar con todos ellos porque saben hacer muy bien su trabajo", afirma convencida.

Precisamente el bienestar de sus compañeros y su seguridad han sido su prioridad en estas últimas semanas. "Intentamos que el caos que hubo al principio les afectara lo menos posible, pero reconozco que hemos tenido suerte con la empresa porque se tomaron todas las precauciones desde el primer momento con guantes, mascarillas, la desinfección de vehículos a la entrada y salida... eso ha hecho que nos hayamos librado del virus en una plantilla con 400 trabajadores", explica con orgullo.

"Lo que hacemos cada día es un trabajo común de todos los compañeros. Aquí no es uno solo", insiste esta trabajadora del servicio municipal de limpieza, que tiene claro que ver el virus tan de cerca te cambia a la fuerza tu manera de pensar. "Estar en la calle te hace estar muy expuesta porque piensas que nos podía haber tocado a cualquiera".

Rosa reconoce que lo que más le ha chocado estos días ha sido ver la ciudad completamente vacía. "No ves a nadie y eso al final te hace pensar mucho. A mi personalmente me ha hecho cambiar la mente" y asegura que también hay tiempo para sacar lecciones profesionales. "Mis compañeros han dado una lección de madurez y profesionalidad. Al final formamos todos parte de una gran familia y esta situación nos ha unido y nos ha hecho sacar lo mejor de nosotros mismos".

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“Soy policía y hay que estar en primera línea”

El subinspector Germán Pérez asegura que estos días están siendo especialmente difíciles por la situación de Salamanca, aunque tiene claro que su labor y la de todos sus compañeros es más necesaria que nunca. "Cada día regreso a casa con un nudo en el estómago por la situación de la ciudad, por el miedo a contagiarme y, por ende, contagiar a mi familia pero me digo a mi mismo: soy policía, los ciudadanos nos necesitan mas que nunca".

Asegura que "no vale esconderse" aunque el trabajo esté resultando difícil, especialmente en las primeras semanas de confinamiento cuando estaban solos en las calles. "Es una situación difícil de describir. Era como si estuvieras en una ciudad distinta y no en la Salamanca que amas. En vez de una ciudad bulliciosa, llena de vida a todas horas, circulabas por una ciudad muerta, sin nadie por la calle, con un silencio sobrecogedor y como único testigo de una civilización ausente los semáforos funcionando y cambiando de color sin nadie a quien dirigir sus indicaciones". Unos momentos, recuerda, que hacían que "el alma se me cayera a los pies".

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Además de sentirse orgullo por el trabajo que están realizando sus compañeros en el Cuerpo de la Policía Local , el subinspector valora especialmente el "ejemplo" que están dando la mayoría de los salmantinos con su comportamiento. "A pesar del gran sacrificio que suponen las medidas de confinamiento, los ciudadanos están dando una lección de ejemplaridad y solidaridad que resulta realmente reconfortante a los que tenemos que arriesgar nuestra salud por nuestros vecinos".

Cuenta que lo más duro de estas semanas son las llamadas que reciben de gente con problemas graves. "Diariamente te topas con personas con problemas muy serios que te piden ayuda y muchas veces no es posible. Por poner un ejemplo, te llaman personas que viven en otras ciudades o países que pierden a un ser querido y que les es imposible trasladarse a Salamanca y necesitan que les ofrezcas una solución. Igualmente es muy complicado gestionar la situación de personas sin hogar que rechazan trasladarse a los albergues".

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También la Policía Local ha tenido que modificar su rutina diaria y, como explica, "se ha establecido un sistema de trabajo reforzado con un retén por turno, lo que permite hacer frente a cualquier tipo de contingencia y evita la sobreexposición de la plantilla", además de potenciarse las patrullas unipersonales.

"Estamos aprendiendo a valorar más todas aquellas pequeñas cosas que hacíamos antes y ahora no podemos como salir con los amigos, dar un paseo por el parque, cenar en un restaurante, hacer una escapada... Igualmente estamos aprendiendo a convivir mejor, a respetar más a los demás, a valorar más la familia.... ¡Incluso muchos vecinos han pasado de ser perfectos desconocidos de hola y adiós en el ascensor a cómplices cada día a las 8 de la tarde en los balcones!", asegura.

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