Los vecinos de La Raya explotan tras el lío de la reapertura de la frontera

Desde que se decretó el Estado de Alarma y el consiguiente cierre de fronteras, la población de la villa de Fuentes de Oñoro está sufriendo “enormes pérdidas” debido a la asentada, durante siglos, relación comercial y de vecindad con los habitantes de Vilar Formoso, en Portugal.

“Hay que entender lo que siempre ha supuesto Vilar Formoso para Fuentes de Oñoro, y al contrario, para comprender el terrible daño que el cierre de la frontera está haciendo a los dos pueblos”, destacó ayer un vecino de la villa fronteriza salmantina lamentándose de la “situación de ruina a la que se está abocando a esta zona y la comarca”.

Todo tipo de negocios y servicios se están viendo afectados en Fuentes de Oñoro por el cierre de la frontera “porque se vive casi más de los portugueses que de los españoles”, asegura Felipe Muñoz, fundador de una empresa de embutidos asentada en la villa fronteriza, que da empleo a 10 trabajadores. “No se va a recuperar lo que fue esta zona en las últimas décadas del pasado siglo, que cada día era una feria por la gente que venía, pero ahora se trabaja mucho con Portugal y con el cierre de la frontera se ha perdido mucha clientela que pasaba a comprar al por menor”, señala el empresario.

Una circunstancia similar está viviendo Emilio Regatos, propietario de un supermercado con siete trabajadores, situado a poco más de cien metros de La Raya: “En estos meses se ha notado muchísimo el cierre de la frontera. Prácticamente el 99 por ciento de las ventas se hacían a portugueses y esas casi todas se han perdido”.

En cuanto a la posible prórroga del cierre de la frontera hispano lusa hasta el día 1 del próximo mes de julio, Emilio Regatos asegura: “Hemos estado aguantando estos casi ya tres meses muy mal, pero tener que estar en esta situación otros casi 30 días más va a suponer una complicación para mantener la empresa porque el consumo solo de gente de Fuentes de Oñoro no es suficiente para aguantar”.

Otro de los sectores profundamente afectados por la crisis económica derivada de la crisis sanitaria del coronavirus es la hostelería, que en Fuentes de Oñoro sufre también de manera especial por el cierre de la frontera: “Llevamos ya dos semanas abiertos, desde que entramos en la Fase 1, pero esta apertura es más por dar servicio a la gente que no ha dejado de trabajar que por el negocio”, aseguró ayer Javier Domínguez, que regenta desde hace nueve años un restaurante-cafetería en la entrada de la villa fronteriza.

“Un mes más de cierre de frontera es algo incomprensible, sabiendo que ya hay aperturas por zonas tanto en España como en Portugal y que en buena parte de Europa se están abriendo”, asegura el hostelero oñorense, que ve con cierto optimismo la actividad de las empresas de transporte internacional. "Ya se están poniendo en contacto para concertar comidas para los portugueses residentes en Francia a los que sí se les permite desplazarse hasta Portugal, al ser su segunda residencia”.

Hasta que llegue la apertura de la frontera y las siguientes fases de la desescalada “hay que mantener la reducción de aforo, las medidas de seguridad y distanciamiento y las desinfecciones cada dos semanas porque lo más importante es la salud y el negocio ir recuperándolo poco a poco” afirma mientras espera que “se pueda atender a los clientes portugueses que cada año a partir del mes de julio regresan a su país y confían en nosotros”.

El impedimento de traspasar La Raya con normalidad también ha afectado de manera brutal al negocio de los carburantes en una localidad en la que están abiertas tres gasolineras que han visto durante estos dos meses cómo su negocio caía hasta reducir las ventas más del 90%, a pesar de que siguen llegando los transportes pesados.

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