Dudo mucho que nuestro presidente, Alfonso Fernández Mañueco, cuando vaya a hacer la compra, acuda al “market” (perdón). Más bien se presentará en el mercado ... de toda la vida. ¡Qué necesidad hay de emplear una palabra en inglés, cuando tenemos otra tan bonita y tradicional, en castellano!
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No creo que usted, querido lector, se presente en las instalaciones de nuestro mercado de abastos, al lado de la Plaza Mayor, para adquirir un poco de “meat” (perdón) en lugar de carne, o de “lamb” (perdón) si lo que quiere es cordero. Tampoco me imagino a un salmantino en su sano juicio en Guijuelo pidiendo a gritos “ham” (perdón) en lugar de jamón o “sausage of pork” cuando lo que quiere es chorizo, especialmente de ibérico. Tampoco acierto a imaginarme a un indígena de nuestra tierra solicitando una porción de “cheese” (perdón), cuando lo que desea es una cuña de queso salmantino. Nadie que esté en sus cabales y que sea de aquí entra en una tienda y solicita al dependiente un tarro de “honey” (perdón), cuando lo que quiere llevar a su casa es lo que todos conocemos como miel. Si pretendemos comprar una buena legumbre de La Armuña, no se nos ocurre pedir un kilo de “lentil”, sino un saquito de lentejas. Y si alguien oriundo de Pedrosillo, por poner un ejemplo, se presenta en un comercio y solicita dos kilos de “chikpea” (perdón), en lugar de los garbanzos pedrosillanos de toda la vida, sería tomado como un iluminado o “snob” (perdón).
Y sigo con los ejemplos. Me imagino la cara que pondría el carnicero de siempre si aparece un cliente habitual con dos exigencias. La primera, que quiere comprar un “T-bone steak” (perdón), cuando lo que desea es un chuletón de morucha. La segunda, que tiene que cambiar el nombre tradicional de su establecimiento, que, a partir de ese momento, pasaría a llamarse “Paco`s Butchery” (perdón) en lugar de la Carnicería Paco desde hace varias generaciones. En su mostrador estarían expuestas diversas piezas de “chicken” “piglet” o “partridge” (perdón), rotuladas con los nombres con los que siempre las hemos denominado, que no son otros que pollo, cochinillo o perdiz.
Todo lo anterior viene a cuento de que la Consejería de Agricultura de Castilla y León sigue manteniendo la palabra “market” en los anuncios de Tierra de Sabor que inserta en diversos medios de comunicación. Digo yo que eso está muy bien si la susodicha campaña tuviese como destino mercados del exterior, especialmente de países en los que el inglés es la lengua dominante. Pero, claro, es que va dirigida a los consumidores de Castilla y León, o en sentido más amplio, del resto de España. De ahí que se podría estudiar sustituir el término “market” por el de mercado, vamos la palabra de toda la vida, que, además, solo tiene una letra más y también es muy sonora. Porque, aquí, seguimos acudiendo al mercado o a “la plaza”.
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