Con la que está cayendo aquí, Pedro Sánchez sigue a lo suyo. Y, ¿qué es lo suyo? Pues la política internacional, lo que de verdad ... le ha gustado siempre y a la que se dedica en cuanto tiene la más mínima oportunidad, aunque Biden y los suyos pasen olímpicamente de él, una vez sí y otra casi también. La invasión de Ucrania por parte de Rusia y el conflicto que estamos viviendo le han dado la excusa perfecta para practicar una de sus pasiones: la política internacional y, a ser posible, terminar de líder del mundo mundial. Y no lo digo, ni como crítica, ni como ironía, ni en tono de guasa. Lo escribo muy, pero que muy, en serio. A Pedro Sánchez le encanta la política internacional y, como ya he destacado en estas mismas páginas en otras ocasiones, en cuanto puede se centra en ella. No hay más que repasar su currículo en el pasado y también comprobar lo que hizo antes de la pandemia, con sus continuos viajes al extranjero, hasta que se produjo el confinamiento, y lo que ha hecho en los últimos meses y especialmente durante las últimas semanas, días y horas. Siendo Sánchez ya presidente del Gobierno de España, ¿a qué otro puesto, puede aspirar aquí? Pues al de Jefe del Estado. Como lo de ser Rey no se le arreglará, tendría que conformarse con la presidencia de una república. Y, de momento, no parece que lo pueda conseguir. Por lo tanto, no tiene más remedio que volcarse en el exterior y preparar su salida, cuando toque, a uno de esos puestos de tanto lustre: presidente de la Comisión Europea, del Consejo Europeo o secretario general de la ONU. Insisto: lo escribo con toda la seriedad.
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Y, mientras tanto, ha desatendido lo que pasa aquí dentro, que es muy grave. Ahí van varios ejemplos: el paro de una parte de los transportistas pequeños y medianos, que se está yendo de las manos y que amenaza con provocar desabastecimientos, tanto en la cadena agroalimentaria como en la industrial, por citar tan solo dos; la actuación de los llamados piquetes informativos ha pasado a mayores y la situación se complica por momentos. Madrid vivirá el domingo la que probablemente será la mayor manifestación del mundo agrario y rural de toda la historia (ayer ya se iba por más de 2.000 autobuses contratados) para protestar por la política de este Gobierno en relación con esos sectores; por cierto, Planas presentó el otro día un paquete de medidas para luchar contra la sequía muy insuficiente. Los pescadores están amarrando sus barcos. El coste de la energía y de la vida sigue disparado; los impuestos también. Mientras tanto, Pedro Sánchez, al contrario de lo que hacen los políticos de países de nuestro entorno, se escuda en Bruselas y dice que no tomará medidas, en forma de ayudas o rebajas fiscales, hasta finales de este mes, cuando se reúna la Cumbre Europea. Él sigue a lo suyo.
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