Un paro inadmisible

Domingo, 30 de abril 2023, 05:00

Los últimos datos del paro en la provincia son malos. En el primer trimestre del año se han destruido diez empleos al día, en lo que se confirma como la mayor fuga de jóvenes desde que hay registros.

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Los datos indican que en Salamanca, igual que en el resto de España, no se crea empleo sino que hay un reparto del existente. La clave reside en el número de horas trabajadas, que continúa por debajo de los datos registrados al inicio de la crisis. Si en España se trabajaban una media de 670 millones de horas semanales en 2008, en el último año no se llegó a los 600 millones.

Estas cifras confirman una cruda realidad: seguimos sin recuperar la riqueza (PIB) de 2019, a pesar de que hay más empleos. Lo que está ocurriendo es que no se crean nuevos puestos de trabajo, sino que los existentes se reparten entre más personas. España vuelve a ser la cola del mundo desarrollado. Estamos en lo más alto en cuanto a datos de paro y seguimos siendo uno de los pocos países de la OCDE que, tres años después del estallido de la pandemia del coronavirus, no hemos recuperado el producto interior bruto. Estamos en el culo del mundo civilizado porque el Gobierno sanchista ha errado en cada uno de sus objetivos.

Las medidas del Gobierno maquillan los datos de desempleo al reducir los parados camuflando los fijos discontinuos. Tenemos alrededor de medio millón de trabajadores a media jornada y otros tantos que están empleados solo unos meses al año, y que el Ministerio de Trabajo no cuenta como parados. Es así como Sánchez y su tropa intentan engañarnos de cara a las elecciones.

La reforma laboral de la ministra ‘chupiguay’ Yolanda Díaz se basa en un vulgar maquillaje de las cifras de desempleo. El truco de la vicepresidenta convertida en candidata a suceder a Sánchez consiste en presentar el trabajo temporal como fijo discontinuo. Ese vulgar truco permite a la vicepresidenta comunista presumir de unos datos “históricos” de afiliados a la Seguridad Social, con solo cambiar el nombre del problema.

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Dos de cada cuatro nuevos contratos son, en realidad, fijos discontinuos. Trabajadores fichados durante una campaña puntual, como la de Semana Santa, o la de verano, ya no pasan a engrosar las filas del paro cuando acaban sus contratos, sino que figuran como empleados con todas sus garantías. La realidad del maltrecho mercado laboral español es que los contratos tienen de media una de vida de 45 días: uno de cada cinco es inferior a la semana y la gran mayoría de los empleos creados en estos años de Gobierno de Sánchez (400.000) son públicos, con el coste que estos supone.

En Salamanca estamos ahora en poco más de 16.000 parados según la última encuesta de población activa. No sería una cifra alarmante si no fuera porque en sus tripas se esconce el dato de que los menores de 25 años que buscan trabajo en la provincia están ahora mismo en el nivel más bajo desde que existen registros. Esta estadística corrobora lo peor de la amenaza de la crisis demográfica, porque la escuálida creación de empleo no contribuye a fijar población, sino todo lo contrario: los jóvenes siguen huyendo de Salamanca en busca de mejores oportunidades en otros lugares de España o de Europa.

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Se da la paradoja de que seguimos formando a una generación con un alto nivel de preparación para el empleo, pero que no encuentra en esta provincia la oportunidad para consolidar su proyecto de vida. Y eso resulta muy preocupante, porque por encima de los engaños estadísticos del sanchismo-yolandismo, las autoridades locales y regionales no consiguen revertir la tendencia a la despoblación. Es para hacérselo mirar.

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