Un malabarismo inútil

Jueves, 17 de noviembre 2022, 04:00

Está temblando Pedro Sánchez ante la terrible amenaza lanzada por Alberto Núñez Feijóo como respuesta a la supresión de delito de sedición. Se estremece el ... presidente del Gobierno, no está claro si de miedo o de risa, cuando el líder de la oposición anuncia que llevará propuestas a los parlamentos autonómicos para que se pronuncien ante tamaño golpe a los cimientos de la Ley y la convivencia entre españoles.

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Imagínense la profundidad de la preocupación de un Sánchez desesperado solo de pensar que en las Cortes de Castilla y León se vote una resolución en la que le propinen un tironcito de orejas a cuenta de una reforma que socava los cimientos del Estado y avala el golpe de los dirigentes catalanes protagonistas del mayor atentado contra la nación de los últimos cuarenta años.

Conociéndole, estará ensayando su más televisiva carcajada ante los espejos de La Moncloa.

Parece como si las encuestas favorables hubieran reblandecido el carácter del gallego, que no es capaz o no quiere ver el alcance destructivo y profundamente antidemocrático de las fechorías que Sánchez está cometiendo con el único propósito de contentar a los rebeldes catalanes y asegurar su apoyo a los presupuestos de 2023 con los que piensa comprar los votos para las generales, a golpe de miles de millones extraídos de los bolsillos de todos los españoles. Feijóo muestra en estos momentos cruciales para el futuro de España como nación y como democracia una preocupante tendencia al manseo, la misma que ya padeció Rajoy a la hora de combatir al ogro separatista. Ha sido el gallego bastante más duro contra la Ley del “sí es sí”, que sin duda es un disparate pero que no tiene el calado político y democrático que el caso de la sedición.

Utilizar los parlamentos regionales para hacer oposición al Gobierno, o más bien para poner colorados a los socialistas presentes en esas cortes, resulta baladí. A los procuradores del PP de Castilla y León les pagamos entre todos para que trabajen por el desarrollo de esta tierra, que tanto lo necesita, y no para que le hagan el trabajo sucio a Feijóo. Hay reivindicaciones imperiosas de esta Comunidad autónoma respecto a los olvidos del Gobierno sanchista, sobre su nefasta política ferroviaria (si lo sabremos en Salamanca) o sobre el injusto reparto de los fondos europeos (en Salamanca no sabemos ni qué color tienen), que sí merecerían la ocupación y preocupación de los parlamentarios regionales. Discutir sobre el delito de sedición en Valladolid es un malabarismo inútil se mire por donde se mire.

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Feijóo blandea y el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, tampoco se mostró en exceso contundente a la hora de calificar la barrabasada de Sánchez. “Está pensando única y exclusivamente en sus intereses personales y eso le desacredita como presidente del Gobierno”, afirmó con su habitual mesura el titular del Ejecutivo regional. La valoración es, como mínimo, tímida y complaciente. Lo de los intereses personales se queda muy, pero que muy corto. Sánchez está poniendo de rodillas al Estado y sometiendo el imperio de la ley ante quienes siguen maquinando para destruir España, y eso muy grave.

El bello pasajero del Falcon se dispone ahora a diluir el delito de malversación para que Junqueras y su banda puedan presentarse a las próximas elecciones catalanas. Un paso más en su proceso de entrega a los golpistas, tras haberlos indultado primero y absuelto con carácter retroactivo después.

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A ver si con tan infausto motivo a Feijóo se le ocurre algo mejor que hacerles perder el tiempo a nuestros parlamentarios.

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