Me lo dijeron ayer las lenguas de doble filo, que Robles venía al distrito, para hacer voluntariado. Y eso a mí me ha emocionado, vamos, ... que me tiene en vilo, porque sin ser su votante, ni devoto, ni su amigo, soy quien más le ha criticado, ¡con eso tiene bastante!
Publicidad
¿No será un fake, don Estella? Le preguntaré a Lizarra. Verosímil es porque Gonzalo Robles iba para sanitario cuando le picó el bicho de la política. Quería ejercer la delicada profesión de Asistente Técnico Sanitario (ATS), y debió pensar que, mejor que cuidar solo de enfermos, sería preferible servir a la sociedad entera. Entonces, con espíritu generoso, dejó sus estudios de enfermería y optó por el sacrificio público. Decidió sacrificarse por Salamanca, provincia y ciudad con la que no tenía lazo alguno – ni un mal muerto -, detalles que dan más valor a su elección. Vino a inmolarse a una circunscripción electoral que, además, como es sabido, a pesar de sus dos Universidades, apenas produce cerebros, una provincia con gente poco dotada para la cosa pública.
Y su entrega a Salamanca no solo ha sido abnegada, sino tenaz. Nunca agradeceremos bastante a Robles sus desvelos por este su distrito, legislatura tras legislatura, primero de diputado del Congreso y luego senador del Reino, sin fallar ¡ni una sola desde la IIIª!, y vamos por la XIIª. Treinta y seis años de la vida de un hombre, con logros espectaculares para Salamanca, que no enumero porque no cabrían en esta columna y porque él es muy humilde.
Pues se dice que, no pudiendo acudir al Senado – prácticamente en cierre por la pandemia -, quiere ganarse su modesta retribución, y hacer un nuevo brindis por Salamanca. Teniendo conocimientos de enfermería – fue casi ATS -, que puede actualizar rápidamente, vendría a ofrecerse para echar una mano asistencial en el centro sanitario salmantino que le asignen. Sublime decisión, caso de confirmarse. La culminación de una vida pública modelo, un ejemplo para otros parlamentarios. Me lo dijeron anoche, las lenguas de vecindonas, aunque escuchen a Lizarra, que de malvado blasona: que luchará en tierra charra, contra el bicho la corona, de una forma tan cristiana, de manera tan bizarra. Sería un gesto muy noble, del prócer Gonzalo Robles.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión