Sin leche y aceite de oliva

Viernes, 3 de febrero 2023, 04:00

Leo en LA GACETA de ayer que el Banco de Alimentos de Salamanca se está quedando sin existencias de leche y de aceite de oliva, ... según dice su presidente, Godofredo García. Resulta llamativo que los precios de estos dos productos de primera necesidad figuren entre los que más han subido, tanto en origen como en destino. La razón es la misma en ambos casos: la reducción de la oferta, aunque por motivos diferentes. En el aceite de oliva, la producción está cayendo en picado durante esta campaña debido a las malas condiciones climatológicas, como la sequía y las altas temperaturas en momentos claves para la evolución del olivar; según las últimas estimaciones, la producción va a situarse en torno a las 750.000 toneladas, lo que supone una reducción del 50 por ciento, punto arriba, punto abajo, en relación con la campaña anterior, cuando casi se alcanzaron 1,4 millones de toneladas. En este contexto los precios se han disparado y en el aceite virgen extra podrían alcanzar en los próximos meses los 6 euros por kilo, en origen.

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En el caso de la leche las razones para la subida de los precios son múltiples: por un lado, los incrementos que se han registrado en los mercados mundiales en los meses pasados; por otro, el recorte de la producción en la Unión Europea (UE) y, por último, en España, el sacrificio de las vacas con menores rendimientos debido al aumento de los costes de producción y a que las cotizaciones de este tipo de animales eran elevadas si se destinaban a carne. Todo ello ha hecho que los precios de la leche y de todos los productos de la cadena láctea se disparasen en origen y también en destino, es decir, los que pagamos los consumidores. Y, ya, para rematar la operación, el azúcar también se ha puesto por las nubes. Desconozco cómo estarán las existencias de este último producto en el Banco de Alimentos salmantino, pero no me extrañaría que también se hubiesen resentido.

Y ahora viene la gran pregunta: los precios de estos productos para los consumidores, ¿van a continuar por las nubes, bajarán, o subirán todavía más? No tengo la bola de cristal y resulta imposible saberlo, porque dependerá de muchos factores, unos de carácter puntual y otros que podríamos denominar de fondo. Y, entre estos últimos, quiero llamar la atención sobre uno de ellos: debido a la normativa de la UE incluida en la PAC y también a la que llegará en los próximos meses a consecuencia de la Estrategia de la Granja a la Mesa, los costes que tendrán los agricultores y ganaderos para producir esos alimentos serán más elevados, por lo que sus precios en origen deberán subir también y, en consecuencia, los que paguemos los consumidores tendrían que ser más altos. Bien se podría decir que la época de alimentos baratos hace unos meses que se acabó. Los consumidores deben ser conscientes de ello.

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