Hurgando entre viejos papeles sabes de qué partes, pero nunca a dónde vas a llegar. Que el Maestro Tellería fuera testigo de la boda de ... un familiar cercano me animó a conocer algo más de este singular personaje.
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Sabido es que compuso Amanecer en Zegama, partitura que sirvió de base al Cara al Sol, y que el 3 de diciembre de 1935 permaneció incansable ante el piano del restaurante vasco Or-Kompon de Madrid hasta que Foxá, Ridruejo, Sánchez Mazas o el propio José Antonio, de quien era amigo personal, pulieron la letra del himno de la Falange. No es tan conocido que fue detenido durante la Guerra, y que engañó a quienes le acusaron de apologeta de la rebelión asegurando que era un homónimo a quien buscaban. Para evitar sospechas, se afilió a la CNT y llegó a crear música para la propaganda republicana.
Huérfano de padre y madre a los siete años, su tío Baldomero, canónigo organista, se encargó de él y le enseñó los primeros pentagramas. Quiso que su sobrino se dedicara al piano, pero solía auxiliarle en misa al armonio. Una vez, en pleno ofertorio, se abstrajo de la liturgia y comenzó a tocar La Marsellesa. Gran improvisador, trabajó en teatros, restaurantes e iglesias de San Sebastián, Madrid o París mientras se formaba como compositor. Interpretó tanto en los cines Gaumont de la capital francesa como en el templo donostiarra de los Jesuitas, siempre para sobrevivir en el mundo de la música. Dedicó dos años a escribir una misa y perdió las partituras. No produjo mucho, pero sí diverso, permaneciendo inédita buena parte de su obra.
Su trayectoria revela la singularidad de un músico temperamental y bohemio, ajeno a horarios o disciplinas, independiente, al que la autoría del Cara al Sol le condenó a ser el compositor de cabecera de los albores de la dictadura. Faltando poco tiempo para su prematuro e inesperado fallecimiento, aún rechazó el encargo de Muñoz Grandes, Capitán General de Madrid tras la campaña de Rusia, que quería un nuevo himno para el Ejército. Hasta un desfile celebró el General para que se inspirara, pero Tellería rehusó, afirmando que la Falange y la milicia nunca se llevaron bien.
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Así fue este errático compositor, embriagado por la lírica joseantoniana, pero al que el éxito del Cara al Sol condicionó su vida y cercenó su instinto artístico.
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