Prosperidad moral

Miércoles, 8 de mayo 2019, 05:00

No he sido romero pero he conocido “el polvo del camino”, de aquel Camino de las Aguas - de las aguas del Tormes -, que en invierno ... se convertía en barro. Y he asistido a su prosperidad, desde sus antiguas huertas hasta la inauguración en el 2002 del Centro de Artes Escénicas y de la Música. ¡Cómo ha cambiado Salamanca!, con la dictadura y con la democracia. Y como ha progresado aquel barrio – Prosperidad -, que en su origen (1901) parecía dejado de la mano de Dios.

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Quienes posiblemente no conserven memoria de su auge y de su humilde origen, se oponen ahora a que en el barrio se asiente un Centro de “Proyecto Hombre”, esa benemérita obra que nació con la Fundación Alcándara un siglo después que el barrio (2001). El rechazo coincide con el de VOX a demostraciones gay, al menos en el Centro de Madrid. Recuerda el que produjo la elección de Topas para construir el Centro Penitenciario. Y es que determinadas minorías, algunos adictos, los excluidos...molestan en la placidez urbana y burguesa. Los leprosos bíblicos tenían que ir anunciando su impureza -¡Tame, tame!-. A las mancebías medievales se las confinó en el tras-tormes. Pero las lacras sociales persisten aunque queramos ocultarlas. El ¡aquí no!, con el índice señalando la salida, es un gesto defensivo, insolidario, que origina marginación, cuando no guetos. Silenciosamente muchos ancianos acaban en residencias tan buenas como tristes y alejadas. Cerca nos recordarían que podemos acabar “aparcados” para siempre en cualquiera de ellas.

Los vecinos de Prosperidad tienen el natural temor a la cercanía de los pupilos del cura Muiños. No los conocen. Yo tampoco, hasta hace muy poco. Un rato de convivencia en la carretera de Alba, me conmovió y me hizo PROSPERAR humana y moralmente. Luchan contra sus adicciones heroicamente, en bastantes casos con éxito. Son gladiadores, cuerpo a cuerpo contra la droga, el alcohol y otras adicciones, algunas sin sustancia. Luchan bravamente por ser mujeres y hombres no esclavizados. Si los vecinos de La Prospe se acercan solidariamente a Proyecto Hombre, comprobarán que suple el egoísmo de nuestra sociedad hedonista, y es posible que acepten su llegada. Incluso que surja voluntariado.

Por cierto, ¿usted no ha conocido, o no tiene próximo, un adicto? Ayudémosles.

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