¡Qué gran verdad es esa que dice que la realidad supera a la ficción! Todavía recuerdo las aventuras del Marqués de Leguineche y familia ... en la divertida, a la a vez que satírica, trilogía del inolvidable Luis García Berlanga formada por las películas La Escopeta Nacional (1978), Patrimonio Nacional (1981) y Nacional III (1982). Por estas “cintas”, como se decía popularmente en mi época de niño, desfilan personajes de lo más variopinto y se narran situaciones de tráfico de influencias (la venta de porteros automáticos, por ejemplo), negociaciones con inspectores de Hacienda y algunas otras que cuarenta años más tarde se siguen reproduciendo.
Publicidad
Estas películas me han venido a la memoria al conocer los resultados de la reunión del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, celebrada el pasado miércoles, en la que se debatió la contratación del marido de Nadia Calviño, la todopoderosa vicepresidenta primera del Gobierno y encargada de la cartera de Economía, para un puesto de nueva creación en esa institución del Estado.
Resumo los hechos: da la casualidad de que la presidenta de Patrimonio Nacional es Ana de la Cueva, que fue la segunda de a bordo de Calviño en el Ministerio, cargo del que dimitió porque al parecer se encontraba muy cansada. Eso no fue obstáculo, óbice y cortapisa para que meses después De la Cueva apareciese por Patrimonio Nacional. Debe ser que ya no estaba cansada.
Da la casualidad de que esta última y su marido son a su vez íntimos amigos de la pareja formada por Calviño e Ignacio Manrique de Lara, el beneficiado con el puesto de nueva creación, remunerado con una cifra situada alrededor de los 100.000 euros al año.
Publicidad
Todo el proceso se hizo de espaldas al Consejo de Administración y se esperaba que la última reunión de este último fuese movida. Sin embargo, al final, no sucedió así y, salvo una intervención del alcalde Madrid, Martínez Almeida, que tampoco es que resultase muy crítica con la situación, el resto de los consejeros hicieron como que miraban para otro lado y fue más el ruido que las nueces.
Me dicen que desde el punto de visto jurídico no hay mucha tela que cortar, salvo que algunos de los otros candidatos que optaban a este puesto denuncien y demuestren que ha habido irregularidades.
Pero esas mismas fuentes también insisten en que no es muy presentable desde el punto de vista estético y ético lo que han hecho Calviño y su anterior subordinada Ana de la Cueva. Pero, claro, plantear lo de la ética a este Gobierno, cuando su presidente fue sorprendido, antes de estar en la Moncloa, en una escandalosa actuación durante una votación interna de los socialistas, es como pedir peras al olmo.
Publicidad
Estamos ante una prueba más de que Sánchez, Calviño y demás compañeros consideran que Patrimonio Nacional y el del Estado es cosa de ellos y actúan en consecuencia. Insisto, la realidad supera a la ficción. ¡Feliz Navidad!
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión