Lágrimas de sangre

Lunes, 7 de marzo 2022, 04:00

Soplan vientos extraños sobre la faz de la tierra, la caja de Pandora se ha venido arriba, desagradables acontecimientos pueblan la faz de la tierra. ... El planeta azul está tomando colores grisáceos tirando a negros. La pandemia nos lo puso gris, el volcán lo hizo más oscuro y Putin, siendo rojo, nos lo pone negro. Negro de luto riguroso, negro de muertes crueles cargadas de acidez y amargura, muertes fruto del egoísmo y la sinrazón. Muertes que nos hacen volver a épocas cavernícolas y prehistóricas. Muertes que nos cuestionan el recorrido de la historia, de nuestra historia. Una historia que venimos construyendo en el día a día de la vida, sumando actitudes y comportamientos tan egoístas e interesados que nos han llevado a un vacío existencial cruel y doloroso. Son muchas las lágrimas rojas de sangre, de sufrimiento y angustia, de soledad y de miedo, de incertidumbre y de tristeza innecesaria. Lágrimas de quienes caminan en soledad, sintiendo el miedo en la mirada de los niños que buscan una explicación inexplicable, agarrándose a la mano de la madre como única fuente de consuelo y de paz. Lágrimas de quienes llegados a la ancianidad se ven abocados a una muerte violenta cargada de soledad, descartados de una sociedad deshumanizada y desagradecida. Son las lágrimas provocadas por los mafiosos, por los sin escrúpulos, por los resentidos y amargados, hijos de la avaricia, de la ira y la rabia inexplicable. Los miembros, poderosos infames, de una tribu sanguinaria y fratricida.

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A estas alturas de la realidad, que supera toda ficción y poco tiene que ver con la película “Kruty 1918”, ¿seremos capaces de recapacitar y tomar conciencia y consciencia de nuestra inconciencia e inconsciencia? Ya es hora de ponernos colorados, de sentir vergüenza y pasar a la acción. En lenguaje coloquial parece que “se nos va o ya se nos ha ido la pinza”, cuando eso pasa las conexiones no funcionan. Algo así parece estar pasándonos en el mundo de hoy y, por lo tanto, es hora de reconectarnos con nosotros mismos y con los demás. Es hora de girar la cabeza y levantarla más allá del propio ombligo, de abrir nuestros ojos y ampliar el horizonte de nuestra mirada. No podemos continuar siendo raquíticos y mezquinos generando fronteras, a modo de corrales, que deshumanizan y humillan. Las fronteras vienen dadas por la verdad, el respeto y la tolerancia. Es necesario darle la vuelta a esta guerra y encontrar en ella un grito, una llamada a la Paz y el entendimiento. Basta ya de lágrimas de sangre, dejemos atrás el famoso “si vis pacem, para bellum” (si quieres la Paz, prepara la guerra) y centremos nuestros pensamientos, sentimientos y esfuerzos solidarios en enjugar esas lágrimas y evitar otras.

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