La otra cara de la moneda

Domingo, 25 de agosto 2019, 05:00

Se dice –y es posible que hasta sea verdad– que el verano es propicio para la lectura. Por eso me voy a atrever a recomendar ... hoy un libro. Lo hago porque se trata de un ensayo que va contracorriente del feminismo radical, hoy dominante. Un nuevo feminismo que está consiguiendo ocultar la raíz y el sentido con los cuales se forjó ese movimiento igualitario.

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Se titula “Prohibir la manzana y encontrar la serpiente”, que firman la antropóloga Leyre Khyal y el conocido youtuber que aparece enmascarado y se hace llamar “Un tío blanco hetero”. El libro viene –digámoslo así- avalado por dos conocidos autores que firman el prólogo: Valerie Tasso y Julio Valdeón, y por Fernando Díaz Villanueva, autor del epílogo. La editorial es Deusto.

Khyal pone, a mi juicio, las cosas en su sitio cuando analiza el feminismo radical o de “cuarta generación” con estas palabras:

«El feminismo de cuarta generación, en su convicción de que toda relación entre hombres y mujeres es un efecto del género, ha perdido completamente la perspectiva. Ven consecuencia donde hay causa y esto dificulta tremendamente la comprensión de las relaciones hombres/mujeres».

En el epílogo, Díaz Villanueva le da un repaso al feminismo radical, al que él llama “feminismo actual”. He aquí un resumen:

El feminismo actual, poco o nada tiene que ver con el de sus pioneros; es una ideología con todos sus perversos avíos. Para más castigo, se trata de una ideología al uso del marxismo vulgar. Necesita un oprimido, un opresor y una lucha entre los dos. El oprimido representa el bien más puro, el opresor el mal sin paliativos. Este esquema es letal por naturaleza. Es simple pero diabólicamente efectivo. Tenemos un opresor: el hombre, todos los hombres. Y una oprimida: la mujer, todas las mujeres. La relación asimétrica entre ambos se fundamenta en un solo concepto llamado “heteropatriarcado”, esto es, la tiranía de los hombres heterosexuales.

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Podríamos decir que el heteropatriarcado es algo así como la advocación moderna de aquel capitalismo que empleaban los comunistas de tiempos pasados, cuando aseguraban que una vez abolido el capitalismo sobrevendría una nueva era de abundancia sin límites. Con el heteropatriarcado sucede algo similar. Tras su abolición emergerá la sociedad feminista de felicidad absoluta porque una vez eliminado el mal sólo quedará el bien. Claro que de aquel pensamiento comunista de Lenin, de Mao o de Fidel sólo se han derivado desgracias para la Humanidad.

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