La Junta rectifica

Rectificar es de sabios, por tanto el presidente de la Junta y su consejero de Medio Ambiente entraron ayer con todos los honores en el ... club de los eruditos.

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Tras negar la mayor, y después de diez días de infierno, Alfonso Fernández Mañueco y Juan Carlos Suárez-Quiñones anuncian un cambio sustancial en la política contra incendios del Gobierno regional. Ahora habrá un potente dispositivo para cuidar los montes de Castilla y León durante todo el año. Se acabaron los fijos discontinuos y en el futuro los ochocientos miembros de las brigadas tendrán empleo de enero a diciembre. Así se verán reforzadas las tareas de limpieza de los bosques, cuyo descuido ha sido sin una de las causas (no la única y quizás tampoco la más decisiva) de la auténtica catástrofe ocurrida en Salamanca y Zamora en la última semana.

Las mejoras afectan no solo al personal de la Junta, sino también al de las empresas privadas contratadas por Medio Ambiente, que no se convertirán en fijos (eso no depende de la Administración autonómica), pero que verán aumentados de 7,6 a 9 los meses que son contratados para desarrollar labores de prevención y extinción. Estamos ante un plan ambicioso y costoso, aunque todavía tiene margen de mejora: los trabajadores del sector privado podrían tener empleo doce meses y no nueve.

Suárez-Quiñones aseguró ayer que su propuesta va a conseguir “una importantísima transformación” del operativo antiincendios en Castilla y León, lo cual confirma que había un enorme margen de mejora.

Creo que, aunque con un cierto retraso, Mañueco y Quiñones han sabido reaccionar a las críticas aceradas pero certeras que llevan sufriendo a lo largo de la última semana. La oposición socialista, como no podía ser menos, pide dimisiones. El grupo de las Cortes con Luis Tudanca a la cabeza, apunta al consejero, mientras Óscar Puente, alcalde de Valladolid y todavía portavoz de la Ejecutiva nacional (si cobra por este segundo puesto, debería devolver el dinero) señala con el dedo más arriba, hacia el presidente de la Junta. Al parecer, Suárez-Quiñones le cae muy bien.

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Si no hubieran anunciado ayer estas medidas y se hubieran limitado a hacerse fotos en vaqueros ante el terreno calcinado, como ha hecho el amado (por los socialistas) presidente del Gobierno, sería el momento de asumir responsabilidades, pero lo importante es que ambos se han puesto el traje de faena. Sus dos errores más graves han consistido en no ver desde el principio la necesidad de reforzar el dispositivo durante todo el año, y dejar que fuera un director general quien compareciese el pasado lunes tras los dos muertos en Zamora. No fueron nada valientes, por decirlo suave.

Pero lo importante es que han comenzado a aplicar soluciones y medidas para que no volvamos a sufrir un infierno como el de las últimas semanas. Lo importante es que han sabido rectificar, mientras Sánchez le echa la culpa al cambio climático y se dedica a pasear de un incendio a otro en el Falcon. Ante su parálisis, el Grupo del PP en el Congreso proponía ayer algunas medidas a nivel nacional, con dispar acierto. Los populares proponen una mayor intervención del Ejército para afrontar los grandes incendios, más allá de los trabajos de la UME que se ha visto desbordaba en muchos momentos. Desde luego, no veo a soldados sin preparación combatiendo ante un frente de llamas salvaje como los que han asolado el entorno de Monsagro. Harían falta años de preparación específica y eso les supondría abandonar las tareas propias de su arma. También piden, esta vez con mucho acierto, redoblar la actuación para detener a los incendiarios y modificar el Código Penal endureciendo las penas.

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Hay por tanto campos de actuación y alternativas contra el fuego. La única alternativa inaceptable es no hacer nada. O limitarse a la foto.

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