La inteligencia natural

Lunes, 31 de octubre 2022, 04:00

Aquí somos muy de inteligencia natural. De toda la vida, en los pueblos y ciudades de Salamanca los paisanos exhiben un talento innato para el ... comercio, para la agricultura y la ganadería, para la docencia o la sanidad. Dones regalados por la naturaleza y que nos han servido para salir adelante, para ir tirando o para triunfar. Así que la inteligencia artificial debería caernos grande, siguiendo los dictados del proverbio latino “Quod natura non dat, Salmantica non praestat”. Bien es verdad, que los tiempos cambian y también podemos tirar del lema de la Universidad que nos invita al optimismo: “Omnium scientiarum princeps Salmantica docet”, y si todos los principios de las ciencias se enseñan en Salamanca, siempre habrá oportunidad de aprender y avanzar en todos los campos.

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De un tiempo a esta parte a esa inteligencia natural salmantina se han unido grupos de investigación y potentes empresas que están desarrollando la inteligencia artificial a niveles que dejarían patidifuso al exrector Unamuno, y no digamos a Alfonso IX, fundador del Estudio. Estamos lejos de contar con una versión charra de Silicon Valley (eso llevaría un siglo, como nos recordó el pasado viernes el ejecutivo, emprendedor e inversor Bernardo Hernández en los Encuentros del Centenario de LA GACETA) pero estamos en el buen camino.

Tanto es así que el Ayuntamiento presidido por Carlos García Carbayo ha osado solicitar al Gobierno de España la sede de la Agencia Nacional de Inteligencia Artificial.

Todo a cuenta de que en Madrid han decidido hacerle la pascua a Ayuso y van a sacar sedes gubernamentales desde la capital del Reino hacia la España vaciada, y algo podría tocarnos en suerte. No vamos a hacernos ilusiones porque enfrente tenemos al Ejecutivo socialcomunista encabezado por Pedro Sánchez, que a Salamanca solo dedica cortes de mangas, y eso cuando se acuerda.

El Consistorio avala la candidatura con centros tecnológicos y de investigación, y la pujante industria ligada a este campo, así como “el potente ecosistema económico y empresarial relacionado con la inteligencia artificial y su capacidad para atraer y favorecer el crecimiento de empresas tecnológicas”.

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Se dan todas las condiciones: tenemos personal con una alta preparación, instalaciones adecuadas y a todas las administraciones locales y regionales empujando en la misma dirección. Solo nos falta lo fundamental, que el Gobierno sanchista tenga a bien rectificar su política de ninguneo con Salamanca, aunque solo sea por una vez y sin que sirva de precedente.

Porque los precedentes invitan al pesimismo. Ya vimos lo que pasó con el Observatorio Global del Español, que correspondía a esta provincia por derecho, y que Sánchez ha regalado a La Rioja. O lo que ocurrió con el Centro Nacional de Neurotecnología, que bien podría haber recalado en tierras charras y que finalmente se instalará en Madrid (¡olé la apuesta por la España despoblada!). O más antiguamente, con el Museo Nacional de Arquitectura, prometido en tiempos de Zapatero y esfumado en el aire, igual que la subsede del Museo Nacional de Escultura que iba para el Palacio de los Águila, ahora oficialmente abandonado por el Ministerio de Cultura.

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No tenemos suerte, no tenemos capacidad de influencia o no sabemos hacer valer nuestras opciones. O las tres cosas a la vez. En todo caso, lo mejor será llorar menos y trabajar más, conscientes de que si Salamanca no espabila con el empuje y el emprendimiento de sus vecinos, seguiremos en el vagón de cola, porque lo que está claro es que nadie nos va a regalar nada.

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