La estupidez como pandemia

Domingo, 12 de abril 2020, 05:00

Durante estos días de encierro a uno no le queda otro remedio que leer los periódicos, que cuentan lo que nos está pasando pero también ... se explayan en reproducir las miles de sandeces que los “intelectuales de cabecera” razonan sobre “cómo va a cambiar el mundo después de la pandemia”. Estas tonterías me han recordado a Carlo Cipolla. Explicaré por qué.

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Cipolla (1922-2000) nació en Pavía, de cuya Universidad llegó a ser catedrático de Historia. También lo fue en Berkeley (California). Hombre viajero e intelectualmente versátil, tengo para mí que su primer libro, traducido en México al español, era un tratado de Demografía, literatura que conozco bastante bien, incluido el libro de Cipolla. Pero Cipolla es conocido sobre todo por un opúsculo publicado en 1988 titulado “Allegro ma non troppo”, que viene a ser un tratado sobre la estupidez humana y que tuvo un gran éxito.

En su libro, Cipolla clasifica a los seres humanos en cuatro categorías:

-Los inteligentes, que benefician a los demás y a sí mismos.

-Los malvados, que perjudican a los demás y se benefician a sí mismos.

-Los incautos o desgraciados, que benefician a los demás y se perjudican a sí mismos.

-Los estúpidos, que perjudican a los demás y a sí mismos.

“Si echamos un vistazo a la realidad, observamos que los seres humanos debemos cargar con un peso añadido al del resto de los animales, provocado por un grupo de personas que pertenecen al propio género estúpido”.

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Según Cipolla, cinco son las leyes fundamentales de la estupidez humana:

Primera: Es inevitable que cada uno de nosotros subestime el número de estúpidos que circulan por el mundo.

Segunda: “La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona”. El estúpido nace estúpido, por obra y gracia de la Naturaleza.

Tercera: Son estúpidos quienes causan “un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, incluso obteniendo un perjuicio”.

Cuarta: “Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas”.

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Quinta: “La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe”, pues de su actuar se sigue un peligroso vacío en el que cabe cualquier posibilidad, incluso que te convoque a una manifestación en plena pandemia gritando “¡El machismo mata más que el coronavirus!”.

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