La asnada de Buridán

Miércoles, 24 de abril 2019, 05:00

El lunes me desayuné con una clarividente tercera de ABC de quien fue mi líder político en Salamanca durante la Transición, y excelente amigo, Salvador ... Sánchez Terán. Ante el preocupante panorama político, proponía como “solución más positiva y que daría mayor estabilidad... un Pacto de Estado integrando a los tres principales partidos constitucionalistas” (es decir, PSOE, PP y Ciudadanos). “Significaría el mayor logro político de la España democrática”. ¿Dónde hay que firmar?, me pregunté. Pero durante la cena estuve viendo compungido el primer debate, que hacía prácticamente ilusoria la deseable solución de Salvador. Imagino que el segundo asalto de anoche (escribo sin que haya empezado), arruinaría más aún su bienintencionada propuesta. Pero quién sabe.

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Parece que estamos en el dilema ¿casado o soltero?, es decir, Casado y el PP, con Ciudadanos y Vox (a la andaluza, que está funcionando), para encauzar esta maltratada España; o el soltero, desparejado de la socialdemocracia, Sánchez, que les ha pedido amancebamiento a Iglesias, Junqueras y Otegi, y los tres han respondido verriondos: ¡¡Sí, quiero!! ¿Por qué? Esperan tocar pelo en un gobierno Frankenstein; lograr más inversiones y competencias en sus autonomías; descoser el País Vasco y Cataluña con la colaboración suicida del sanchismo; el indulto de los políticos presos (aunque el traidorzuelo no lo confiesa), cuya condena por el procés es perfectamente previsible.

Y ahí entra la indecisión, ese 40% de electores que supongo se habrá reducido después del triunfo del centro-derecha en el primer debate. El domingo se puede echar de la Moncloa a Sánchez, con sus abominables inclinaciones de toro pregonao. Ayer precisamente me comentó un viejo amigo que Casado y Rivera habían colocado al marrajo en suerte, y en el segundo debate le darían el estoconazo. Al final eso depende mayormente de los indecisos, a los que no quiero comparar con el burro de Buridán, ni debo actuar como asnerizo, arreándoles hacia las siglas que creo adecuadas. El famoso asno se mantuvo indeciso entre dos montones de heno, y por no optar por ninguno de ambos, acabó muriendo de inanición. Si los indecisos apuestan mayoritariamente, no desde luego por quién pactará (si le conviniera) con separatistas y terroristas, España tendrá el gobierno que merece. En otro caso, ya podemos ir entonando “adiós mi España querida...”.

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