Jonathan y los otros

Miércoles, 7 de octubre 2020, 05:00

Abres el periódico, y entre tanto golfo, tanta pandemia, suceso, aparece -¡albricias!-, un muchacho de un pueblecito de Zamora de apenas quinientos habitantes: Montamarta, ese ... que pasamos yendo a Galicia, inundado en buena parte por el pantano de Ricobayo. Hijo de un albañil, ha obtenido el premio al mejor expediente académico, instituido en la Universidad de Salamanca por José Manuel Gómez Pérez (el “Cipe”, aquel matriculeta, de modesta familia de Cipérez, que acabó de notario en Madrid). Atesora veinte matrículas de honor en su licenciatura de Derecho. Niega que tenga talento especial, aunque uno supone que tendrá un coeficiente intelectual superior al normal. Pero no le ha hecho falta ser un niño prodigio como a nuestro legendario Juan Picornell. A Jonathan le ha bastado con estudiar, y defiende con una humildad y madurez plausibles, que “el que no saca buenas notas es porque no quiere”. Ok.

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Hay muchos bachilleres que solo aspiran al aprobado, y copiando. También trastulos, como el bachiller Sansón Carrasco, de El Quijote, “regocijador de los patios de las escuelas salmanticenses”. Pero entre tantos vagos que serán parásitos sociales (y muchos seguramente políticos), cuyas carreras cuestan al Estado y a sus padres un importante esfuerzo, hay jóvenes que pugnan por la excelencia y por la matrícula que libera a la familia del pago. En nuestro curso lo fue Rafael Calvo Ortega, hijo del dueño de un modesto hotelito en San Rafael, que luego fue catedrático y el principal responsable, como ministro de Suárez, del Estatuto de los Trabajadores.

En su entrevista de ayer en LA GACETA, Jonathan dice que prepara la oposición de Abogado del Estado (la más difícil y selecta para los juristas). Sí, del Estado, España, que según la Constitución es un “Estado social y democrático de derecho”, pero que hoy se ve amenazado, y atacado impunemente, por algunas fuerzas políticas inexplicablemente legalizadas, con la complicidad de un presidente, licenciado mediocre y doctor gracias a un plagio. No sé si Jonathan sabe que el profesor que elogia, Miguel Ángel Rodilla, es precisamente hijo de Abogado del Estado. Como lo es, muy orgullosamente, quien esto firma, de Antonio Estella (número uno de su promoción, la siguiente a la de Calvo Sotelo). Enhorabuena a sus padres y a Jonathan. Su horizonte es inmenso.

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