En la mañana del 24 de junio las fotos de los siete varones indultados aparecieron en las primeras páginas de los periódicos. Allí se les ... pudo ver tras una pancarta en la cual se lee (en inglés, naturalmente): “Libertad para Cataluña” y El País, el “diario sanchista de la mañana”, tituló así la foto: “Los indultados salen de la prisión llamando a la independencia”. “Salimos a ganar lo que no pudimos ganar el 1 de octubre”, han dicho. Como se ve, están muy arrepentidos del golpe dado en octubre de 2017.
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El día anterior, Pedro Sánchez defendía los indultos en el Congreso de los Diputados, entre otras cosas, con esta palabra: “reparación”. O sea, que la sentencia dictada por Tribunal Supremo necesitaba ser “reparada”. Sigue el ataque contra el Poder Judicial, al que también ha dejado a los pies de los caballos al matar de facto la euro orden dictada contra Puigdemont y los otros fugados.
Y a partir de ahora, ¿qué? Pues es de temer que se siga cediendo. Por ejemplo contemplando la posibilidad de un referéndum disfrazado, pero que los separatistas interpretarán como un referéndum de autodeterminación. Lo cual significaría que fuera cual fuera el resultado y la participación de los ciudadanos en el referéndum, ya tendrían una patita fuera de España. También estará sobre la mesa el dinero. El dinero siempre se halla presente cuando se habla con el nacionalismo periférico.
¿Y qué ventajas saca Sánchez de esta bajada de pantalones? Una evidente: seguir en La Moncloa dos años más. Pero si cada vez que ERC vota a su favor en el Congreso de los Diputados ha de hacer una cesión más puede ocurrir que de tanto machacar a las instituciones (Poder Judicial, Tribunal Constitucional, Consejo de Estado, etc.) lo que provoque sea un cambio de régimen, aunque no le va a ser fácil porque, por suerte, estamos en la UE.
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También es posible que con todas estas maniobras se esté cavando su tumba política. Eso piensa Pablo Casado pero, como escribió el jueves 24 de junio Raúl del Pozo, “ese es un pensamiento naif en la era de la posverdad.
Con un cebo de mentiras se pesca el Leviatán. El presidente del Gobierno espera darle la vuelta a las urnas en una España vacunada y subvencionada por Europa. El Ejecutivo confía en la amnesia, mientras enreda para que Europa rectifique la sentencia del Supremo. También perpetra la reforma del delito de sedición para que Puigdemont regrese triunfalmente, como si fuera Tarradellas”.
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Ojalá que Raúl del Pozo se equivoque y las próximas elecciones generales nos saquen de este hoyo.
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