Hace cuarenta y un años

Viernes, 26 de agosto 2022, 05:00

Entre dos luces cogí el coche y salí desde Tordesillas hacia Salamanca en lo que recuerdo que fue uno de los peores viajes de mi ... vida. Anocheció y de frente me encontré con todos los vehículos de los emigrantes portugueses que volvían desde su nación de origen hasta los países en los que vivían y trabajaban. Los coches venían cargados al máximo y sus luces, la mayor parte de las veces amarillas, estaban muy altas y nos deslumbraban a los que íbamos en sentido contrario.

Publicidad

Casi cien kilómetros enfrentado a ese suplicio, que he revivido el pasado martes, cuando me topé con la contraportada de LA GACETA. Bajo el titular “La gran revuelta de los hombres del campo”, en ella se daba cuenta de lo que sucedió a finales del mes de agosto de 1981, cuando los agricultores y ganaderos se manifestaron en una gran parte de España para llamar la atención sobre la grave situación provocada por la sequía (muy parecida a la de ahora) y protestar por la falta de medidas y apoyos por el Gobierno de entonces (lo mismo que en estos momentos).

Recuerdo aquellos días como si fueran hoy mismo. Comencé la jornada viajando de Madrid a Tordesillas; en esta localidad vallisoletana llevaba varios días encerrado un grupo compuesto por gente del campo debido a la crisis del sector agrario, especialmente el de Castilla y León. Tras pasar el día con ellos y escribir la crónica correspondiente tocó volver al coche y poner rumbo hasta Salamanca, en concreto hasta el pabellón de La Salle.

Llegué poco antes de la medianoche y tuve que aparcar bastante lejos dada la gran afluencia de vehículos y personas con las que me encontré. Los participantes en el encierro, y en otros actos de protesta que se realizaban, estaban en la práctica en asamblea permanente. En la capital pasé varios días compartiendo sus desvelos y escribiendo sobre una de las mayores oleadas de protestas que me ha tocado vivir, hasta que volví a Madrid. La situación de sequía y las malas cosechas fueron una constante a principios de la década de los 80.

Publicidad

En eso la situación se parece mucho a la actual, en la que el sector agrario de Castilla y León está asediado por las altas temperaturas y por la falta de agua. Cuarenta y un años después de los hechos que estoy narrando, y por muchos adelantos técnicos que haya habido, la climatología sigue mandando en la actividad agraria.

Eso no ha cambiado, pero otras cosas sí. Por ejemplo, el número de agricultores y ganaderos ha disminuido mucho, lo mismo que su peso y su capacidad de presión ante los distintos Gobiernos. El campo se ha despoblado. Entonces el Ejecutivo de turno dio respuesta a las reivindicaciones; tardó, pero respondió. Mientras tanto, ahora, el Ejecutivo, con Luis Planas y Teresa Ribera se ha pasado tres semanas de chiringuitos, sin convocar la Mesa de la Sequía y aquí no sucede nada. Es triste, pero es así. ¡Ay qué tiempos aquellos!

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas

Publicidad