Cuando decimos que el Gobierno de Pedro Sánchez nos está friendo a impuestos no estamos exagerando. La recaudación tributaria en la provincia de Salamanca en ... lo que va de año confirma esa cruda realidad: el Ejecutivo sanchista nos está vaciando los bolsillos a una velocidad desconocida en la historia de nuestro país. Los salmantinos han pagado ya 550 millones de euros a las arcas del Estado, 21 millones más que en todo 2021 y, a falta de dos meses para cerrar el ejercicio, estamos a solo 31 millones de todo lo recaudado en el año récord de 2008, cuando todavía éramos felices en medio de la burbuja.
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Por el impuesto de la renta de las personas físicas han ‘volado’ hacia Madrid 284 millones, más que en ningún año de los últimos catorce, pero es que por IVA en Salamanca se han pagado ya 160 millones, 60 millones más que en todo 2008 y en solo diez meses. A este paso casi vamos a doblar lo retenido en el último año de la abundancia.
La inflación que ha galopado sobre nuestros ingresos en los últimos meses están en la superficie de este incremento desmesurado de la presión fiscal en nuestra provincia. Al IPC se debe buena parte de la subida de un 17% hasta octubre respecto a 2021, pero en el fondo se trata de una cuestión de voracidad recaudatoria del Gobierno sanchista-comunista, que actúa bajo el convencimiento de que el dinero está mejor en sus arcas que en nuestros bolsillos.
Resulta que todavía no hemos recuperado los niveles de riqueza (Producto Interior Bruto) de la prepandemia y estamos aportando un 13,4% más de IRPF que en 2019 y un 8% más de IVA. En total son 77 millones más los que la ministra María Jesús Montero se ha llevado de esta tierra, y todavía tiene dos meses por delante para seguir acarreando.
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Para que se hagan una idea del atracón que se está dando el Gobierno en esta provincia, solo tienen que pensar que la inversión prevista por el Estado en Salamanca en 2019 era de 82 millones de euros, buena parte de los cuales no se ejecutaron finalmente, y que para este año los diversos ministerios anunciaban una rácana suma de 61 millones. En conclusión: se lo llevan a paladas y nos devuelven unas migajas.
Quizás estemos ante una original forma de acabar con la España vaciada a base de vaciarnos los bolsillos a los que vivimos en ella.
La forma de amargarnos la vida, practicada a conciencia por el Gobierno sanchista, consiste en negarnos el pan y la sal. El pan de las inversiones y la sal de las sedes. El Ejecutivo se ha puesto a repartir organismos estatales por las provincias y en Salamanca no nos adjudica ni una, ni por casualidad.
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Se suponía que el objetivo de ese reparto era, aparte de quitarle riqueza y vida a la Madrid de Isabel Díaz Ayuso, beneficiar a la España rural y marginada. Pero resulta que, por caprichos del azar o del dedazo gubernamental, la gran mayoría de estas sedes están cayendo en ciudades muy poco pobres pero muy socialistas en sus consistorios.
La última pedrada en la frente nos la ha dado Sánchez con la designación (con un preuspuesto inicial de 5 millones de euros) de la Agencia Nacional de Inteligencia para La Coruña, a la que Salamanca optaba con un acuerdo unánime del Pleno municipal. Aquí tenemos dispuesto para ello un edificio de 1.200 metros cuadrados situado entre la Cuesta del Carmen e Íscar Peyra. Y tenemos también un ecosistema universitario y empresarial de primer nivel en inteligencia artificial. Lo que no tenemos es alcalde socialista.
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Así que seguiremos pagando como nunca para que nos marginen como siempre.
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