El protocolo, una desgracia

Jueves, 19 de enero 2023, 04:00

Por desgracia para los castellanos y leoneses y para todos los españoles que aman a su país, la polémica por el protocolo “provida” de Vox ... no solo no amaina, sino que arrecia gracias al empecinamiento en el error de los protagonistas del desaguisado. El conflicto está tensando al límite las ya de por sí complicadas relaciones entre el PP y el partido de Santiago Abascal y, lo que es mucho peor, está alejando la posibilidad de que Pedro Sánchez sea expulsado de La Moncloa, que debería ser el primer y gran objetivo de todo patriota cuando la libertad, la democracia, la separación de poderes y la unidad de España están en peligro.

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La torpeza del presidente de la Junta a la hora de controlar los exabruptos de su vicepresidente no solo ha provocado el entusiasmo del Gobierno sanchista y sus terminales mediáticas, ávidas de carnaza en la que hincar el diente, sino que ha acabado por requerir la intervención de Alberto Núñez Feijóo para pilotar una crisis tan estúpida como innecesaria.

Tras cinco días de vaivenes, la dirección nacional en Génova 13 está intentando forzar a Alfonso Fernández Mañueco a cortar por lo sano con el ‘Niño de la dinamita’, proponiéndole que le expulse de la Vicepresidencia de la Junta cuanto antes mejor. Mañueco se resiste, porque una patada en el trasero de Juan García-Gallardo podría traer como consecuencia el adelanto de elecciones en Castilla y León, y ya se sabe que las urnas las carga el diablo, como quedó demostrado el 13-F.

En medio de la trifulca, Vox amaga con romper el pacto en la Junta, mientras el Ejecutivo sanchista se frota las manos y amenaza con llevar a Mañueco al Tribunal Constitucional basándose en un protocolo que no existe oficialmente (mientras sus socios pisotean y se ciscan en la Constitución día sí y día también), y entre todos consiguen que nos olvidemos de las rebajas de penas a violadores y corruptos, entre otros grandes desmanes del socialcomunismo gobernante.

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Las amenazas de los dirigentes de Vox con romper o revisar el pacto si no se cumple el dichoso protocolo, además de extemporáneas, no tienen base documental. El acuerdo firmado entre los verdes y los populares no decía nada de obligar a los médicos a ofrecer a las mujeres que quieran abortar ecografías en 4D ni escuchar los latidos del feto. Allí se habla de apoyo a las familias y de ayudas a la natalidad y la conciliación. Lo de abandonar la Junta es pues una estrategia electoral o un órdago, o las dos cosas a la vez.

Igual que es una propuesta-trampa ese ofrecimiento del PSOE de Castilla y León de permitir que Mañueco gobierne en minoría si aplica un ‘cordón sanitario’ a Vox. Luis Tudanca va de farol, en primer lugar porque los socialistas, cuya primigenia razón de existir es que no gobierne el PP, nunca se prestarían a sostener una Junta del ‘enemigo’. Y en segundo término, porque ni ellos ni su jefe supremo Sánchez estarían dispuestos a aplicar ese cordón sanitario (o mejor una valla electrificada) que con mayor motivo se merecen sus socios antiespañoles, golpistas y proetarras.

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Y hablando de fintas y añagazas, en el mismo terreno se mueve Mañueco cuando ordena recurrir al Comité de la Verdad del PSOE (algo así como el Ministerio de la Marina de Suiza) para que analice el bulo del protocolo, que más que bulo es un invento de Gallardo, avalado primero en el Consejo de Gobierno y desmentido después por la facción popular de la Junta. Así el PP consigue ponerse al mismo nivel que el PSOE y de paso prolonga y ahonda la polémica, que es lo que menos le conviene en estos momentos. Un pan como unas tortas.

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