El presidente de Iberaval, la sociedad castellana y leonesa de garantía recíproca líder en España, puso el dedo en la llaga del desastre de los ... fondos europeos durante su intervención en el Foro Económico de LA GACETA el pasado viernes. “Nos pintaron el dinero de Europa como el maná pero la verdad es que no está llegando al tejido productivo”, afirmó el salmantino César Pontvianne, que ahora dirige la multinacional Edscha del grupo Gestamp.
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El engaño del Gobierno de Pedro Sánchez con las decenas de miles de millones de euros que iban a llegar desde Bruselas para relanzar la economía ha tenido las patas muy cortas. En este periódico lo hemos denunciado en repetidas ocasiones y Potvianne lo confirmó durante el encuentro en el Casino: “¿Quién de ustedes ha recibido dinero de esos fondos?”, preguntó a los empresarios reunidos durante el Foro. “Ninguno”. Por Salamanca ni hemos olido un euro de ese maná de la UE que iba a sacarnos de pobres. La morterada de millones que el Ejecutivo sanchista ha recibido en el último año se ha colado por el sumidero de la burocracia o ha ido a parar a las comunidades ‘amigas’, aquellas que mantienen en el Congreso los votos necesarios para que Sánchez siga disfrutando del poder. A esos grupos desleales van los fondos, y lo que sobra se reparte entre las grandes corporaciones nacionales, mientras que las pequeñas y medianas empresas de provincias como Salamanca no han podido recoger ni las migajas.
También se quejó el presidente de Iberaval de una cruda realidad: los políticos no conocen, no entienden y no se preocupan de las pymes. Los del Gobierno central las ignoran y los de la Junta de Castilla y León, que las tienen mucho más cerca, tienen la voluntad pero no el presupuesto necesario para sacarlas del apuro.
Todo lo que la Diputación o el Ayuntamiento de la capital hagan por ayudar a los pequeños y medianos empresarios tiene una repercusión limitada. Las instituciones locales disponen de recursos insuficientes para lograr el tirón que necesita la economía provincial. Quien controla el reparto de los dineros de la UE es el Gobierno central y no está por la labor de apoyar a Salamanca. Y no solo eso: Sánchez y sus ministros la tienen tomada con esta provincia y en lugar de empujar se dedican a poner trabas. Las últimas zancadillas de las que ha dado cuenta este periódico han sido especialmente dolorosas. El Ejecutivo sanchista se ha negado a aprobar incentivos fiscales para el año jacobeo teresiano concedido por el papa a las diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo; ha torpedeado el desarrollo del Puerto Seco, clave para convertir a la capital en gran centro de transporte; y se ha opuesto a la declaración de interés público del Alvia a Madrid. Antes había ninguneado a la provincia cuando decidió instalar en La Rioja (con un gobierno regional socialista) el Observatorio del Español, y había concedido a Madrid el Centro Nacional de Neurotecnología al que aspiraba también la Universidad salmantina.
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Sin ser exhaustivos, conviene recordar también que el Ejecutivo central mantiene en el olvido la conexión ferroviaria con Aveiro y que no ha puesto ni un euro para el funcionamiento del Centro Internacional del Español. Es muy probable que el Gobierno de Pedro Sánchez esté esperando a la creación de un instituto de destrucción del español en Barcelona para dotarlo con una generosa partida.
La colección de agravios a Salamanca no hace más que crecer y el único consuelo es que, a pesar de tanto desprecio, seguimos vivos y seguiremos aquí cuando Sánchez se vaya para su casa.
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