Destruir la Universidad

Lo dice el que fuera jefe de los servicios jurídicos de la Universidad de Salamanca, José Ramón Chaves.

El actual magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Asturias denuncia la premiosidad y la chapuza de la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario, que no solo no va a solucionar los graves déficits de la enseñanza superior, sino que va a traer más problemas que soluciones.

La LOSU es solo otro ejemplo de cómo todo lo que toca este Gobierno se convierte en un desastre. Digamos que si hay un auténtico experto en buscar complicaciones donde no las hay y aplicar soluciones que agravan la situación, este es sin duda Pedro Sánchez, una auténtica calamidad. Lo hemos visto con la Ley Animal, que es una animalada de Ley, con la que nada se arregla y todo se complica, sobre todo para los dueños de perros y otras mascotas. Pero es que podríamos decir lo mismo de la Ley del solo sí es sí, de la reforma de los delitos de malversación y sedición, de la Ley Trans y prácticamente todas y cada una de las iniciativas del Ejecutivo sanchista-comunista.

En ese contexto, la Ley de Universidades constituye un paso más hacia la destrucción de lo poco que funciona en España. En este caso, en un ámbito especialmente doloroso para Salamanca, que tiene a su Estudio como bandera y motor de su economía. Todo lo que sea arruinar el futuro de la Universidad representa un ataque al futuro de Salamanca, porque aquí vivimos de eso.

Tampoco se podía esperar nada diferente cuando Sánchez decidió colocar al frente del Ministerio de Universidades a un separatista camuflado como Manuel Castells, con una acreditada trayectoria de opiniones a favor de la ruptura de la unidad de España. Como buen nacionalista, el ministro sabe que la mejor forma de destruir una nación consiste en destrozar su sistema de enseñanza. Y en ello está.

Tal y como denuncia el juez Chaves en LA GACETA, la LOSU viene a otorgar más poder a las comunidades autónomas y por tanto va a agravar las diferencias entre los distintos sistemas regionales de educación. Castilla y León difícilmente puede competir con Madrid, por su potencia económica, o con Cataluña, País Vasco y Navarra, por su financiación especial y privilegiada.

Toca de nuevo apretar los dientes y esperar a que amaine. Al menos hasta que llegue un Gobierno que no esté comprometido y vendido a los separatistas.

Entre tanto, la nueva Ley avanza en la demolición de la Universidad española como templo del saber, permite que sea apresada por las garras de los dirigentes políticos de turno y tira por los suelos cualquier asomo de prestigio y calidad. Hasta el punto de que cualquier profesor pueda ser rector, aunque no tenga el título de catedrático.

En general la nueva enseñanza, tal y como la concibe y diseña la izquierda pijiprogre, tiende a acabar con el esfuerzo y el mérito como palancas de la educación y ahora podemos comprobar que la LOSU va imponer el mismo esquema unificador e igualitario en la enseñanza superior, para que todo el mundo disfrute de un título, aunque tenga que copiar la tesis doctoral como hizo en su día el doctor Sánchez.

Es lo que se puede esperar de un Gobierno de iletrados donde la ideología del socialismo más radical y el comunismo más rancio triunfa sobre los más elementales principios de la democracia.