Censuras

Leo en un periódico de tirada nacional el siguiente titular: “Tres detenidos por la violación de tres muchachas estadounidenses en Murcia”.

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El artículo cuenta con ... bastante detalle lo que las jóvenes (tres hermanas procedentes de Ohio) hicieron durante la noche en la cual ocurrieron los “hechos”. En la crónica se añadían otras informaciones, por ejemplo:

»Una de las tres hermanas ha cursado estudios en Murcia durante un cuatrimestre y tenía previsto regresar ayer a los EE.UU. Las otras dos viajaron a Murcia para estar con su hermana y pensaban volver con ella.

Pero al cronista se le “olvidó” contar quiénes eran los presuntos violadores. ¿Por qué no se informó a los lectores de quiénes eran y de dónde venían los “presuntos”? Yo tengo la respuesta: porque los tres son afganos, y es preciso añadir que los tres (jóvenes, entre 20 y 25 años, que residen legalmente en España) niegan radicalmente los hechos que se les imputan.

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Y claro está, publicar ese dato sobre la nacionalidad de los acusados (¿es intrascendente?) puede suscitar sentimientos xenófobos. O sea, que la nueva censura, como la antigua, se preocupa de que no decaigan en nosotros los buenos sentimientos.

Las ideologías (entendidas como miradas sobre la realidad, pero cargadas de apriorismos) detestan la constatación empírica de sus hipótesis. En otras palabras, odian las estadísticas rigurosas y, a menudo, las tergiversan o, directamente, las inventan. Pero hay algo socialmente más grave: la censura. Pondré un ejemplo más de esta última.

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En los últimos días del año se publicaron cifras de lo ocurrido en 2019 y, así, nos enteramos de que la “violencia de género” había acabado con la vida de 55 mujeres a manos de varones. Pero no se añadían otros datos dignos de atención. Señalaré tres: 1) las muertes de varones a manos de mujeres, 2) el porcentaje de nacidos fuera de España entre los asesinos y 3) cuántos de entre los asesinos se suicidaron después de matar a la mujer.

Y no se hacen públicos estos datos porque complican la emisión del mensaje simplón que se quiere enviar: “Es el heteropatriarcado reinante en España el único culpable del feminicidio”.

Pero no sólo es la ideología feminista la que oculta datos o se los inventa. Por ejemplo, el número de muertes que se atribuyen al tabaco o a la contaminación atmosférica suelen ser inventados.

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La especulación en el campo medioambiental llega al límite cuando se ve publicado el número de muertes que se producen en Madrid a causa del ruido. ¿Cómo pueden calcular ese dato?

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