Cal y arena en el Estudio

Jueves, 15 de diciembre 2022, 04:00

Para que luego digan los malpensados que Pedro Sánchez y sus compañeros de gabinete no hacen nada por nosotros. Ayer narrábamos en este periódico la ... excelente noticia llegada desde el Gobierno sanchista a Salamanca: la prueba de madurez de la nueva EBAU no se aplicará antes de 2028, que es como decir ‘ad calendas graecas’, o sea, nunca. Porque dentro de seis años, una de dos, o tendremos otro gobierno, o no tendremos país porque esto será una república de taifas gobernada por aldeanos con chapela y barretina.

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Lo del test de madurez lo había diseñado la muy simple Pilar Alegría, inspirada en la herencia de la nefasta Isabel Celaá, pensando en calibrar la capacidad intelectual y los conocimientos de los futuros universitarios. Para evitar mayores esfuerzos, el examen se componía de cuatro preguntas breves y una redacción de unas pocas líneas comentando gráficos y fotos, todo muy visual y muy intuitivo y muy sencillito. Desde luego, nada profundo, por supuesto, que en el saber profundo anida el riesgo de la inteligencia.

Esta nueva selectividad, que ahora aplaza el Ministerio de Educación, suponía de hecho el final del proceso de destrucción del sistema de enseñanza en España que los socialistas llevan décadas aplicando con saña, sin que los ejecutivos populares se hayan dignado torcer la evidente deriva hacia la ignorancia.

Atacar a la enseñanza privada-concertada, acabar con la autoridad del profesor, evitar el esfuerzo, enterrar el mérito e igualar a los universitarios y universitarias más espabilados con los más torpes son los pilares sobre los que se asienta la Lomloe, uno de cuyos efluvios más dañinos, la nueva EBAU, puede quedar por fortuna enterrado en los cementerios del olvido.

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En la misma reunión del pasado martes, las autonomías del PP, entre ellas Castilla y León, volvieron a pedir una selectividad única en toda España, con toda la lógica y la razón del mundo: si todos los que la aprueban pueden acceder a todas las universidades del país, deberían hacerlo en las mismas condiciones. Sería lo lógico en un país medianamente serio, pero no en esta España donde mandan los enemigos de la patria, abonados al privilegio y que nada quieren saber de igualdad.

Por eso mientras más tarde y con menos fuerza se aplique la Lomloe, mejor para Castilla y León y para la Universidad de Salamanca, cuyo rector ayer mismo se felicitaba por la marcha atrás del Ministerio.

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También ayer se conoció un estudio de la prestigiosa Fundación Conocimiento y Desarrollo sobre la financiación de las universidades en España. Y supongo que al rector Ricardo Rivero se le pondrían los pelos como escarpias cuando pudo comprobar que la de Salamanca sigue siendo la pública que menos dinero recibe por alumno entre las cuatro de Castilla y León. Este bochornoso lugar para la universidad regional con mejor fama y más conocida en el mundo no ha cambiado con la llegada de Alfonso Fernández Mañueco a la presidencia del Gobierno regional.

Cuando el burgalés Juan Vicente Herrera ocupaba el Colegio de la Asunción se podía entender el castigo al Estudio salmantino, pues nunca tuvo especial simpatía por esta provincia, sino más bien al contrario. Pero resulta que Valladolid, con un número de alumnos solo un poco inferior a Salamanca, sigue disfrutando de un 11% más de financiación por parte de la Junta (9.039 euros por universitario frente a 8.159). Se nota que la cercanía al poder conlleva beneficios.

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Es una situación que tiene remedio en lo que queda de legislatura, que es casi toda. Solo falta que haya voluntad.

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