No es la primera vez que lo escribo, y tampoco será la última. Aquí, en España, mandan dos. Uno que conocemos mucho, que está en ... el escaparate bastante más de lo que nos gustaría: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El otro es un gran desconocido para el común de los españoles, se trata de un personaje tenebroso, porque gusta de permanecer en las sombras, y ahí radica justamente su poder, en que está desenfilado y así puede moverse con mucha más libertad: se trata de Miguel Barroso. Tanto monta, monta tanto. Del primero, Pedro Sánchez, poco más se puede agregar ya que no se haya dicho, salvo insistir en que es un obseso del poder y de la política internacional. Su gran aspiración es ser líder del mundo mundial, bien como secretario general de la ONU, presidente de la Comisión Europea o presidente del Consejo Europeo. A ello se va a dedicar en los próximos meses, especialmente durante el semestre de la presidencia española del Consejo de Ministros de la UE, en la segunda mitad de 2023, justo cuando tocan elecciones en nuestro país.
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Del segundo, Miguel Barroso, lo más conocido para el gran público es su matrimonio con Carmen Chacón, ministra de Defensa en la época de Zapatero. Antes había sido secretario de Estado de Comunicación con ZP, el autor intelectual de su política en esta materia, con la concesión de dos nuevas cadenas de televisión, la Sexta y la Cuatro, que al principio estuvieron en manos distintas a las actuales. En aquel momento lo mandó casi todo en estos ámbitos y en otros muchos, como, por ejemplo, la Ley de Memoria Histórica. Ahora, años después, también lo manda todo, a pachas con Sánchez. Entre ambos han dado otra vuelta de tuerca a la memoria histórica, poniendo en cuestión la política de reconciliación que caracterizó la Transición. Barroso se desempeña como el jefe de verdad en el grupo de comunicación PRISA, está diseñando las líneas maestras de la política de este Gobierno y colabora en el desmantelamiento de lo que se pueden considerar pilares fundamentales del Estado y la sociedad.
Un ejemplo: desde los medios del citado grupo no han parado hasta que se ha puesto en marcha la comisión para estudiar los abusos de pederastia protagonizados por miembros de la Iglesia Católica. Se trata de algo justo y necesario, sin duda, pero también es verdad que esa campaña contribuye al deterioro de uno de los pilares de la sociedad española, como es la Iglesia Católica. Otro: la Monarquía también está en el punto de mira de ambos. Más: lo ya citado de la memoria histórica. Entre los últimos hechos de esta misma semana destaca haber metido a los independentistas y herederos de los terroristas de ETA en la Comisión de Secretos Oficiales, poniendo en solfa al propio Congreso de los Diputados, otra institución clave, y la seguridad nacional. La gran duda es saber si habrá solo un jaque al Estado, o llegará a jaque mate.
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