A pérdidas

La economía española perderá 600 millones cada semana que paren los transportistas. A las puertas de la campaña de Navidad, en el invierno de la ... guerra y la crisis energética, la cifra suena escandalosa. Pero es comprensible el paro si siguen trabajando a pérdidas. ¿Quién en su sano juicio sale a trabajar para perder dinero? Aunque si nos hacemos esa pregunta en serio, vamos a encontrarnos con respuestas que no nos van a gustar un pelo. Porque si tenemos en cuenta la inflación y las hipotecas, aquí solo se mantienen los funcionarios con subida de sueldo. Cuando digo inflación me refiero a la de verdad, no al IPC, que no incluye las tarifas no reguladas de luz y electricidad. El sablazo a la mayoría de los consumidores, que están en el mercado libre, no lo computa el INE. La parte lúcida de la estadística es la que dice que los precios de dos de cada tres productos de la cesta de la compra crecen por encima del 10%, mientras la producción desciende y se enfría el mercado laboral. Si además tienes hipoteca, y tres cuartas partes de los titulares de hipotecas en España tienen contratos a tipo variable, no requieres ningún economista para contabilizar las pérdidas. El británico Financial Times acaba de publicar un artículo titulado “Que viene el lobo”, en el que asegura que la subida de los tipos pone a los compradores de viviendas a crédito en nuestro país “al borde del abismo”. Y en el caso de la mayoría de autónomos y asalariados, se trata de caperucitas. Es más, hay sectores laborales enteros en los que el trabajo a pérdidas se consolida como un auténtico y triste incentivo a la economía sumergida. Pequeñas explotaciones ganaderas, limpiadores, agentes de venta telefónica, diseñadores, programadores, incluso médicos de aseguradoras sometidos a tarifas irrisorias, y, sí, creadores de contenido periodístico. Se trata de sectores enteros con trabajo a pérdidas crónicas, en los que los currantes sobreviven a base de pluriempleo y multiplicación de los panes y los peces, o lo que es lo mismo: de milagro. La mayoría trabajamos a pérdidas sin darnos cuenta, tirando de ahorros. La inflación se ha comido en España 17.000 millones de nuestros ahorros en el último año, según el informe Golden Quarter, de KPMG. En apenas un año, hemos pasado de los 55.000 millones a los 38.000. Y por si alguien todavía lo duda, un último dato: la renta media de las familias perderá 3.000 euros en este ejercicio. ¿Trabajamos o no trabajamos a pérdidas? Con esto no quiero decir que el paro de los transportistas no esté justificado, sino que no tienen más motivos que el resto. Lo sorprendente es que, en estas circunstancias, los únicos que se plantean protestar son ellos y no estén ardiendo las calles. Sospecho que la única explicación es que los que las incendian están cómodamente sentados en el gobierno.

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