A la caza del voto

Estamos comprobando que para algunos todo vale a la hora de ganar las elecciones en este 2023 decisivo para la historia de España. Al menos ... eso es lo que está demostrando Pedro Sánchez, cuyo equipo lleva meses poniendo toda la carne en el asador electoral.

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Hay una docena autonomías y muchas alcaldías de ciudades importantes cuya suerte se juega en las urnas el próximo 28 de mayo, y el líder socialista sabe que un mal resultado pondría en peligro su objetivo de mantener el Gobierno en diciembre, así que no hay trampa ni truco prohibido en su empeño por continuar en el poder.

Las encuestas indican que los gobiernos regionales, y sobre todo los ayuntamientos, están pendientes de un hilo, o de un voto. Así ocurre en Salamanca, donde el PP roza la mayoría absoluta y sumaría con Vox, pero también los socialistas y Podemos podrían darle un vuelco al resultado si consiguieran un concejal más cada uno.

En Castilla y León el panorama está muy reñido, salvo en Zamora y Soria, donde IU en el primer caso y el PSOE en el otro apuntan a mantener los consistorios. En el resto, la competencia está asegurada. Lo normal sería que los populares recuperasen varias de las grandes alcaldías, después del nefasto escrutinio de hace cuatro años, cuando solo pudo mantener Salamanca entre las nueve capitales de provincia. Partiendo desde tan abajo, todo lo que no sea avanzar significaría un tremendo revés para los intereses del partido comandado por Fernández Mañueco.

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Sánchez es consciente de que las municipales y autonómicas marcarán en mayo el signo de las generales a final de año, así que la maquinaria de comprar votos está ahora a pleno rendimiento.

Una de las últimas añagazas para encauzar los comicios locales consiste en la regularización exprés de inmigrantes. Para eso se ha reformado la Ley de Extranjería para conceder autorizaciones de residencia y trabajo a los extranjeros. La nueva norma otorga la residencia por un año a quienes lleven más de dos en España y se comprometan a realizar un curso de formación profesional.

Eso se suma a la conocida como “Ley de Nietos” que regala la nacionalidad española a más de trescientos mil extranjeros con abuelos españoles y que se suman a los casi cuatrocientos mil que han conseguido la ciudadanía como hijos de emigrantes desde que José Luis Rodríguez Zapatero aprobara la Ley de Memoria Histórica.

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El aparato gubernamental lleva muchos meses echando más madera en las calderas electorales. Los anzuelos han sido lanzados con atractivos cebos destinados a los más jóvenes, para quienes el Ejecutivo no ha escatimado todo tipo de regalos, desde los 250 euros del bono alquiler a los 400 del bono cultural pasando por el incremento sustancial de las becas de estudios.

Y al resto de los futuros votantes, por si tienen dudas a la hora de depositar la papeleta en la urna, les ha puesto trenes gratis (más de doscientos millones de euros de gasto, mientras que en Salamanca siguen sin recuperar la cuarta frecuencia del Alvia a Madrid), 200 euros para paliar los efectos de la inflación que no ha sabido controlar, la bonificación de los carburantes y otras muchas dádivas pagadas con el dinero de todos los españoles que han venido a incrementar el enorme agujero de las cuentas del Estado.

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Tendremos que esperar a los resultados de las elecciones municipales y generales para comprobar cuántos ciudadanos han caído en su redes, pero hay algo que ya sabemos de antemano: gane o pierda los comicios, Sánchez dejará en herencia un país al borde de la ruina.

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