Olga Casado tras una tanda con la muleta a Caporal, el tercero de la tarde. ALMEIDA

Quedará en una anécdota

Olga Casado saca partido a la generosidad del palco presidencial y goza una devaluada puerta grande en una tarde de regalos cual cortesía para la primera terna de mujeres de la más que centenaria historia de la Feria

Javier Lorenzo

Salamanca

Viernes, 12 de septiembre 2025

LA FICHA

  • La Glorieta. Viernes, 12 de septiembre. Un tercio de entrada, en tarde soleada y de buena temperatura. Unas cuatro mil pesonas.

  • GANADERÍA 2 toros de Hros de Ángel Sánchez y Sánchez, de muy buena condición el 1º; y excelente el bravo 4º, que resultó bravo, con movilidad, entrega y trasmisión, además de una gran duración. 4 novillos de Montalvo, noble el 2º; manso el 3º que acabó embistiendo y el 6º, más apagado; muy soso el 5º.

  • DIESTROS

  • LEA VICENS Chaquetilla gris Rejonazo (oreja);y pinchazo hondo, otro trasero y muy vertical y tres descabellos (silencio tras aviso).

  • RAQUEL MARTÍN Marfil y oro Pinchazo y estocada (oreja); y seis pinchazos y estocada casi entera (saludos tras aviso).

  • OLGA CASADO Blanco y plata Más de media estocada, caída y atravesada (oreja);y pinchzao y gran estocada (oreja).

Quedará en una anécdota y nada más. Por las tres mujeres en el cartel y por ser la primera vez que esto sucedía en la más que centenaria historia de la Feria. La tarde pesó como una losa y quedará escrita casi huérfana de recuerdos. Una tanda al natural de Olga Casado a Caporal, el novillo de su debut en La Glorieta, y también el inicio de trasteo —por estatuarios, desprecio y largo pectoral— a Baticola, el sexto, al que mató de una buena estocada, aunque al segundo intento. La espada resultó un quinario para las tres. Y también, hurgando en la memoria, se recordará algún detalle suelto de Raquel Martín, como las verónicas del quite a su primer novillo, una maravillosa media verónica en el saludo al quinto y la apertura del trasteo a ese, rodilla en tierra, con un excelso cambio de mano y un larguísimo pase de pecho. Y para ya de contar.

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También se podrá recordar por el poco respeto con el trató Lea Vicens a La Glorieta, como si fuera una plaza de pueblo. ¡Y no es la primera vez! No por su mal estreno con los rejones de castigo a su primero (que se terminó desangrando, por cierto), ni por estar fallona en banderillas, ni por no comprometerse con ese gran Montecillo; sino porque después de todas esas perlas fue capaz de descararse con el público para animarle a que pidiera los trofeos como si esto fuera una plaza de talanqueras. La afrenta la iniciaron también con nula vergüenza su auxiliadores antes y lo continuó ella como se sintiera orgullosa de lo que había firmado. El público pico el anzuelo y la tibia petición cristalizó en la concesión de una oreja con la que el palco confirmó que esto es una plaza de pueblo.

Cuatro orejas parece un resultado triunfal cuando lo que sucedió fue más bien pobre. El presidente no logró sostener las peticiones ni acierta a darle el rigor a una plaza que parece haberlo perdido. Las tres orejas primeras fueron un regalo y si la del sexto, abriendo la puerta grande, resultó ya un dislate, en una tarde en la que no hubo ni una tanda redonda y rotunda de verdad y ni siquiera otra que fuera coreada con pasión.

Raquel Martín firmó dos obras en las que trató de imponerle temple a sus dos novillos, pero le faltó cruzarse, comprometerse y pasárselos cerca;a su favor la quietud y firmeza de planta. Con más desparpajo apareció Olga Casado, a que se le vio más suelta y convencida. Se ajustó más que su compañera, quiso hacer más cosas de las que le salieron y buscó un ajuste mayor que, a veces, gustó aunque sus dos faenas pecaron de apuntar sin terminar de lanzarse.

Lea Vicens no mejoró con el cuarto, un bravo toro de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez que se creció al duro castigo de los dos rejones iniciales, y sacó movilidad, entrega y duración. Estuvo más aseada pero no dijo nada y su labor se vivió con indiferencia. Su fallos con la espada frenaron lo que hubiera sido otro despropósito.

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La Feria empezó con regalos y la historia del cartel femenino terminó siendo, y entrando ya en los escritos de la plaza, como una mera anécdota. Y lo tremendo de verdad fue que un festejo así, con tan poca chicha, apurara casi las ¡tres horas!

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