FERNANDO DÍAZ SAN MIGUEL

«Siempre hay que sentarse a escribir. La inspiración no existe»

El salmantino Fernando Díaz San Miguel se dedica a la comunicación, a la docencia y a la escritura. Su primer libro de relatos, bajo el título 'Ejercicios para piano', es un texto que reúne cuarenta historias que hablan de personajes que pelean para existir, que dudan de su huella sobre un planeta que desaparecerá. El autor lo presentará este viernes, en la librería Víctor Jara, a las 20:00 horas.

¿Qué se pueden encontrar los lectores en este libro?

Se trata de un libro de relatos, pero en el que las historias se entrelazan. Hay un nexo de unión con el que el lector se va a sorprender cuando vaya leyendo y vaya encontrando a esos mismos personajes en situaciones diferentes. Algunos de los textos son extensos y otros ocupan una página, pero igualmente, hay una unión entre todos ellos, hay un sentido global, un universo en el que encuentran su espacio.

'Ejercicios para piano', ¿por qué ese título?

Se trata de la historia de fondo de uno de los relatos, en él hay un personaje llamado Eric Meizoz que va buscando el relato perfecto, que va desechando y tirando colecciones de textos por todo el mundo a lo largo de más de cuarenta años en busca de un texto total, una especie de Aleph, o quién sabe. Considera que esos textos son ejercicios, partituras que sirven solo para calentar dedos, para adquirir destreza. Esa idea me parecía una alegoría bonita en la que enmarcar el grupo de relatos. Tal vez este es uno de los volúmenes que Meizoz tiró a la basura.

Su obra poética es extensa, ha escrito novela y ahora relatos. ¿Con qué género se siente más cómodo?

Con la novela. Todo es novela, también la poesía. En el fondo, el poema siempre cuenta una historia, un impulso. A largo plazo sigo pensando en novelas, entre mis planes está publicar una novela sobre un personaje crucial en la historia del país sobre un periodo de su vida del que no se ha hablado lo suficiente.

Aparecen algunos personajes de su novela 'Lo que dijo el Trueno', ¿por qué ha querido recuperarlos?

Toda mi obra narrativa camina alrededor de un mismo grupo de personajes. Ha sido mi manera de crear un universo, una historia más grande que salta entre los diferentes libros. Son relatos distintos, en momentos diferentes, pero voy utilizando esos trozos de mundo y adecuándolos a cada uno de los personajes. Por ejemplo, mi próxima novela es la 'cara B' de la primera novela.

Dentro del mundo de los relatos, ¿a quién tiene como referencia?

Hay relatos que hacen homenaje a narradores como Carver o Cheever, y hay relatos que hacen homenaje a cuentistas que escriben en español, como Borges o Cortázar. O Calvino, con el que juego en otro de los relatos. Pero Onetti es mi gran referencia, mi lectura por placer. Y si me preguntas por un libro actual pienso en «La sonrisa de los hipopótamos», de Juan Carlos Chirinos, que es además uno de los personajes del relato 'Historia de la literatura'.

¿En qué se inspira a la hora de escribir?

Hay que sentarse a escribir, la inspiración no existe. Yo siempre les digo a mis alumnos que si escribes cuatro páginas al día y lo multiplicas por cien días, eso te da como resultado cuatrocientas páginas. Luego pules y dejas trescientas. Es la única manera de escribir, aunque haya días que no te apetezca.

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